Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 19 de mayo de 2025
Hoy comparten con él los beneficios de la industria protectora los pequeños cafés del Riachuelo y la ribera, que venden marineros borrachos a los buques que necesitan completar su rol clandestinamente, para borrar las huellas de un crimen o de un accidente a fin de evitarse las molestias que en nuestro país acarrea cualquier gestión ante la autoridad y los tugurios que, con el nombre de posadas o sin nombre alguno, encierran entre sus paredes y alojan, según el dinero con que cuentan, a los desgraciados que vagan sin hogar, o a aquellos que legalmente no pueden habitar en parte alguna.
El chino es la entidad jornalera más perfecta que se conoce en Filipinas, pero también es la panacea más acabada de la hediondez, la cual únicamente se puede contrarestar con las continuas y eficaces requisas de la autoridad que vigila sus domicilios, verdaderos tugurios en que se hacinan cientos de ellos.
Cuando los obreros supieron que a Gasparón se le habían pagado dos días y medio, corrió sobre sus tugurios y agitó sus cabezas viento de tempestad. La iniquidad llamó a la ira. Reuniéronse los delegados de los grupos, hubo Junta una noche en la trastaberna del Francés, y para completo conocimiento del caso, se citó también al pobre manco.
Al desembarcar en Buenos Aires les salían al encuentro los mismos obstáculos del mundo que dejaban á sus espaldas. La gran ciudad era ya vieja para ellos; abundaban los pobres en sus tugurios llamados «conventillos»; resultaba tan difícil ganarse la vida en esta metrópoli como en Europa.
La señora Angustias amaba la existencia campestre, después de una vida transcurrida en la miseria de los tugurios urbanos. Carmen también gustaba de la vida del campo. Su carácter de mujer hacendosa la impulsaba a ver de cerca los trabajos del cortijo, gozando las dulzuras de la posesión al apreciar sus extensas propiedades.
Al ver al doctor, salían las mujeres á las puertas de sus tugurios, sonriendo como en presencia de un acontecimiento inesperado, sintiendo de pronto el miedo á enfermedades que tenían olvidadas. ¡Chicas, es don Luis! se gritaban unas á otras. ¡Señor doctor, aquí! ¡Míreme usted este chico!... ¡Entre á ver á mi madre!
El Magistral veía a sus pies el barrio linajudo compuesto de caserones con ínfulas de palacios; conventos grandes como pueblos; y tugurios, donde se amontonaba la plebe vetustense, demasiado pobre para poder habitar las barriadas nuevas allá abajo, en el Campo del sol, al Sudeste, donde la Fábrica Vieja levantaba sus augustas chimeneas, en rededor de las cuales un pueblo de obreros había surgido.
Palabra del Dia
Otros Mirando