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Actualizado: 21 de julio de 2025
Nosotros, gentes del campo, no hacemos mal á nadie y nada debemos temer.» Cuatro horas después, al bajar una de las pendientes que forman el valle del Marne, vió á lo lejos los tejados de Villeblanche en torno de su iglesia, y emergiendo de una arboleda las caperuzas de pizarra que remataban los torreones de su castillo. Las calles del pueblo estaban desiertas.
Dije al principio que había montañas rojizas que tenían a lo lejos el aspecto de torreones y castillos feudales arruinados; pues para que los recuerdos de la Edad Media vengan a mezclarse a aquellos matices orientales, La Rioja ha presentado por más de un siglo la lucha de dos familias hostiles, señoriales, ilustres, ni más ni menos que en los feudos italianos en que figuran los Ursinos, Colonnas y Médicis.
Hoy todo está casi en ruinas, con excepcion del palacio de verano y la gran mezquita; hay muchos espacios vacíos, los torreones se han derrumbado, los jardines interiores están en esqueleto, y en las calles de esa pequeña ciudad cortesana encerrada entre fortalezas, muchas casas están desiertas y otras no son habitadas sino por familias miserables y mendicantes.
Ofrecia ya en el esterior el aspecto de una fortaleza: estaba circuido de muros y torreones almenados, tenia entre cubo y cubo puertas que abrian paso hácia otras tantas naves; mas no habia ocultado aun el adusto semblante de sus paredes bajo esa caprichosa decoracion que corre hoy en torno de sus ajimeces, y se estiende como una red sobre el area de sus arcos ultrasemicirculares, sobre los dinteles de sus puertas, sobre los suntuosos recuadros en que se desarrollan todas sus hermosas y elegantes curvas.
A sus pies estaba la isla del Huevo, unida á tierra por un puente. Los bersaglieri ocupaban su antiguo castillo, obra del virrey don Pedro de Toledo. Eran varios torreones de color rosa obscuro, que se aglomeraban sobre la estrecha ínsula de forma oval.
En la casa de Berlín, la servidumbre iba de calzón corto y peluca blanca en noches de gran comida. Karl había comprado un castillo viejo, con torreones puntiagudos, fantasmas en los subterráneos y varias leyendas de asesinatos, asaltos y violaciones, que amenizaban su historia de un modo interesante.
Las paredes son muros almenados, ceñidos de torreones; los patios, vastos cuadros en que crece cuando mas el arrayan á las orillas de un estanque. Llevan las fachadas bellísimos relieves; pero está muy lejos de respirar la suntuosidad del interior, donde el arte desarrolla el inagotable tesoro de sus variadas y caprichosas formas.
Estos torreones tenían cubierto todo un lado de sus redondos flancos con un cartelón de papel, en el que había trazados signos misteriosos, casi del tamaño de una persona. La ciencia de Flimnap había podido desentrañar este misterio gracias á la interpretación de los rótulos. Eran latas de conservas.
Luque, rodeada de cerros entre el Marbella y el Salado, con su castillo árabe de dos torreones y el antiguo palacio de sus señores, nos habla todavía de los Venegas y Mendozas, ilustres en Antequera, en Huescar, en las márgenes del Darro y del Gareilano.
Yo no sé si te he dicho que, desde hace algunos días, el señor de Montbreuse parecía haberse retirado de la sociedad y que se había casi confinado en el castillo que posee cerca de aquí; es más propio para alojar las aves de rapiña de la comarca, cuyos viejos torreones son un lugar de cita ordinario.
Palabra del Dia
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