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Actualizado: 2 de junio de 2025
No os pido juramento ni promesa.... Decidme solamente que no me prohibís amaros, que algún día tendréis quizás una palabra afectuosa para mí....
2 Manda a los hijos de Israel, y diles: Cuando hubiereis entrado en la tierra de Canaán, es a saber, la tierra que os ha de caer en heredad, la tierra de Canaán según sus términos; 3 tendréis el lado del mediodía desde el desierto de Zin hasta los términos de Edom; y os será el término del mediodía al extremo del Mar Salado hacia el oriente.
Añadid, en cuanto á las mujeres, unas cabelleras admirables que parecen mantos, y un pié pequeñuelo que se asienta todo pero sin lentitud perezosa, y tendreis un mediano bosquejo. De repente circula un rumor y se nota en todos los grupos cierta sensacion: es que la reina va á pasar en su carroza.
¡Pero se ha escapado robándome!... exclamó en una de sus acostumbradas salidas de tono el cocinero mayor. ¡Bah! consoláos; ya tendréis algún dinero empleado por ahí. No tengo ni un sólo maravedí... había pensado retirarme.
24 Habla a los hijos de Israel, y diles: En el mes séptimo, al primero del mes tendréis sábado, una conmemoración al son de trompetas, y una santa convocación. 25 Ninguna obra servil haréis; y ofreceréis ofrenda encendida al SE
36 Balanzas justas, pesas justas, efa justo, e hin justo tendréis. Yo [soy] el SE
5 Y tendréis la guarda del santuario, y la guarda del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel. 6 Porque he aquí, yo he tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a vosotros en don del SE
¡Ah, maese Marner! tendréis suerte si le da temprano un ligero sarampión, o si no; en verdad que pocos hombres solteros hubieran adoptado una criatura como ésta; pero supongo que el tejer os hace más diestro que a los hombres que trabajan en el campo. Sois casi tan hábil como una mujer, porque el tejer viene después del hilar.
Tendréis una espléndida iglesia y un púlpito, señor cura, pero un verdadero y espacioso púlpito. Arrancaron los caballos, y me asomé a la ventanilla para poder ver por más tiempo a mi viejo cura, que me hacía señales de cariñosa despedida, sin pensar en ponerse el sombrero, pues una feliz y dichosa esperanza había nacido en su corazón. Esta visita al cura sólo me hizo un bien pasajero.
Priscila en ese momento, sin cesar de hablar, se volvió hacia las señoritas Gunn. Estaba demasiado preocupada por el placer de hablar para darse cuenta de que su candor no era apreciado. Hay bastantes flores para atraer a las mariposas; las mujeres bonitas alejan a los hombres de nosotras. Tengo mala opinión de ellos, señorita Gunn; no sé si vosotras la tendréis buena.
Palabra del Dia
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