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Actualizado: 15 de junio de 2025
Carecía de bigote, pero no de granos que le salían en diferentes puntos de la cara. A los veintitrés años tuvo una fiebre nerviosa que puso en peligro su vida; pero cuando salió de ella parecía un poco más fuerte; ya no era su respiración tan fatigosa ni sus corizas tan tenaces, y hasta los condenados raigones de sus muelas parecían más civilizados.
Pero, á pesar de vivir el pueblo conquistador en medio del país conquistado; á pesar del fraccionamiento de los pequeños estados de la Península que surgían poco á poco, como pequeñas islas en medio de la gran inundación sarracena; á pesar del espíritu caballeresco, de la bizarría y de la tolerancia religiosa de los califas, fueron echados al fin tras de sangrientas y tenaces luchas que formaron la Patria española y crearon la España de los siglos XV y XVI.
Nótase tambien que algunas veces se nos ofrecen estas representaciones, no obstante los esfuerzos de la voluntad por disiparlas y olvidarlas; algunas son tan tenaces, que triunfan por mucho tiempo de toda la resistencia del libre albedrío.
Ryp y van Stein, más tenaces, se quedaron allá; renegaron de su religión, y, convertidos al mahometismo, se casaron con moras, y eran los jefes de un aduar establecido en un pequeño oasis con unos cuantos pozos salobres, un bosquecillo de palmeras y acacias espinosas y arganes. Los dos renegados y los moros nos llevaron a Smiles, Allen y a mí prisioneros a su aduar.
Las tazas eran de esos coquillos negros de óvalo perfecto, que los indígenas realzan con caprichosas labores y leyendas, sumisas éstas como su condición, y aquellas pomposas, atrevidas y extrañas, muy llenas de alas y de serpientes, recuerdos tenaces de un arte original y desconocido que la conquista hundió en la tierra, a botes de lanza.
La nariz algo aplastada por un golpe recibido en su juventud, y los ojos pequeños, oblicuos y tenaces, daban á su rostro una expresión de ferocidad asiática. Pero este gesto se esfumaba al sonreír su boca dejando visibles los dientes unidos y deslumbrantes, unos dientes de hombre de mar, habituado á alimentarse con salazón. Caminaba los primeros días por las calles desorientado y vacilante.
Por ahora nos limitamos á indicar la ipecacuana por sus relaciones con el primero y mas débil grado de esta depresion y de esta caquexia, y al arsénico por sus relaciones con el grado mas violento y la espresion mas elevada de la deplastizacion y de la desorganizacion, lo que le hace mas á propósito en general y mas frecuentemente indicado que la ipecacuana y la misma quina, en las fiebres intermitentes crónicas tenaces y mal tratadas.
En las cunetas del camino, junto a los montones de guijo y pedernal recién labrado, se arraigan los punzantes cardos, y rastreando entre los trigos, hurtando fuerza a las cañas y peso a las espigas, se extienden las tenaces gramas.
El Capitán metió ambos brazos en el tronco y extrajo un gran puñado de harina, que salió mezclada con blancas y finísimas hebras, al parecer muy resistentes y tenaces. ¿Se comen también esas hebras? preguntó Cornelio. No respondió el Capitán ; echarían a perder el pan, porque son leñosas. ¿Hay que separarlas? Sí, y para ello construiremos un cedazo con hebras de coco, para perder menos tiempo.
Tiene esta sal casi las mismas propiedades que el oro metálico, y ataca con mas eficacia á la gota, los granos de mal carácter en los labios, los chancros y las úlceras corrosivas, las lesiones de tejidos, muchos accidentes tenaces de la sífilis ó del abuso del mercurio. Se adapta mejor, en fin, á los efectos producidos por los pesares.
Palabra del Dia
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