Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de mayo de 2025
No, hija mía; nada de eso basta á explicar mi predilección por Clarita. ¿Cómo que no basta? Sea V. franco. ¿No quiere V. y estima casi tanto á Lucía? Las comparaciones son odiosas, y las del cariño más. Supongamos, á pesar de todo, que estimo y quiero á Lucía casi tanto. Eso probaría sólo que Lucía vale casi tanto como Clara. Y que ambas están educadas con más esmero.
Supongamos realizado un número con todas las especies posibles, con todos los individuos posibles, nosotros podemos reflexionar sobre el concepto del número infinito, y decir: para la verdadera infinidad del número se necesita absoluta carencia de todo límite; ahora bien, pensando en el conjunto de cosas que existen, le hallamos un límite, porque concibiendo aquel conjunto de unidades en general, le podemos añadir otro número que exprese las nuevas modificaciones que puedan sobrevenir.
Nosotros nos hallamos en el grado mas alto de la escala, al menos en lo sujeto á nuestra observacion: ¿quién es capaz de señalar el mas elevado posible? Por cuya razon, aun cuando supongamos que las facultades sensitivas sean capaces de una perfectibilidad indefinida, no se infiere de esto que pudiesen elevarse jamás á la esfera de la inteligencia propiamente dicha.
Supongamos que una hija vive con su padre; supongamos que sigue asistiéndole más ó menos tiempo despues de la época en que ha entrado en la mayor edad, y en que por lo mismo no está sujeta á la autoridad paterna para ciertos y respetables fines sociales.
Supongamos que el ojo al propio tiempo que ve la columna, ve otros cuerpos interpuestos entre él y las paredes: por ejemplo grandes candelabros, quinqués ó tambien otras columnas.
Aun cuando le supongamos enteramente aislado de todos los demás seres, en absoluta incomunicacion con todo lo que no es él, de tal suerte que ni influya sobre ellos ni reciba ninguna influencia, no podrá estar reducido al conocimiento de un órden puramente ideal, puesto que por lo mismo que es pensante, tiene conciencia de sí propio; y la conciencia es esencialmente un hecho particular, un conocimiento de un ser determinado, pues que sin esto no seria conciencia.
El acto de voluntad implica una inclinacion, tendencia ó llámese como se quiera, hácia un objeto conocido; supongamos que las dos substancias A, B, que componen la substancia que tiene voluntad, se reparten entre sí lo necesario para el acto de querer, de modo que el conocimiento del objeto querido se halle en A, y la inclinacion ó tendencia esté en B; digo que semejante acto de voluntad es un absurdo.
Pero Gracia dijo Rafael , es menester confesar que no hay nada tan insípido en una novela como la virtud aislada. Por ejemplo, supongamos que me pongo a escribir la biografía de mi tía.
Seguro de que le oía, aunque no le miraba, Feijoo siguió hablando despacio, poniendo pausas entre las cláusulas. «Supongamos esto... Pues tu deber en tal caso, es esforzarte en que ese cariño... llamémosle amistad, se aumente todo lo posible. Trabaja contigo misma para conseguirlo. ¡Ah!, hija mía, el trato hace milagros; la buena voluntad también los hace.
Supongamos que doña Clara ame... como suelen amar al cabo las que han llegado á cierta edad sin conocer el amor... que se obstine... que no pudiendo lograr su amor por buenos medios... Basta, basta; ahora comprendo que debe mentirse, que es una obligación mentir en ciertas ocasiones. Además dijo la reina de que para honrar á ese joven no es necesario mentir.
Palabra del Dia
Otros Mirando