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Actualizado: 3 de junio de 2025
Para que los oficiales pudiesen avanzar sin bajadas y subidas, unos tablones formando andamio estaban tendidos de puerta á puerta. Al ver los soldados al jefe se formaban en fila. Sus cabezas quedaban al nivel del talle de los que iban pasando por los tablones. Desnoyers miró con avidez á todos estos hombres. ¿Dónde estaría Julio?... Se fijó en la fisonomía especial de los diversos reductos.
Todo eso tiene un encanto indefinible, un aspecto de dulce tranquilidad, de candor y bienestar que seduce ó halaga como una égloga viviente. Si las ondulaciones del terreno producen una constante sucesion de subidas y bajadas, que le van procurando al viajero mil sorpresas agradables, las vueltas del camino contribuyen tambien á los cambios instantáneos de paisaje y horizonte.
Las embarcaciones tocábanse unas á otras amarradas á las enormes anillas de los malecones, en cuyas piedras una faja húmeda y fangosa marcaba las subidas y descensos de las mareas. Veíase el incesante ir y venir de las cargueras, míseras mujeres de ropas sucias y cara negra, pasando y repasando como filas de hormigas por los tablones que servían de puente entre los buques y el muelle.
Recomiendo á los que tengan que costear los senos de Tayabas, cuenten con las mareas antes de que se empuñen los remos, pues es muy fácil queden encallados entre medréporas y arenas si no aprecian debidamente las subidas y bajadas de las aguas.
Lo único que vio y apreció en Rosa fue la forma, o por aproximarnos más a la verdad, la carne. No era apto para sentir ni aun comprender otras pasiones más subidas. Pareciole, así que la vio, un bocado apetitoso. Al cabo de algunos días de vivir cerca y contemplarla largamente en todas las posturas, concibió por ella una torpe y desenfrenada afición.
El general Patiño habló de una obra teatral recién estrenada con felicísimo éxito y le puso sus peros, basados principalmente en algunas escenas subidas de color. Mariana manifestó que de ningún modo iría a verla entonces. Todos convinieron en anatematizar la inmoralidad de que hoy hacen gala los autores. Se dijeron pestes del naturalismo.
Tenía la librea de palacio, y por su edad, que era ya madura, y por su aspecto y por un no sé qué característico, se conocía que era uno de los jefes de la baja servidumbre. En efecto, Ruy Soto era portero de una de las subidas de servicio del alcázar, que se comunicaban de una parte con el cuarto del rey, y de otra con las galerías superiores ocupadas por la servidumbre.
Si el tránsito por las calles interiores dé la ciudad es desigual y desapacible, á causa, de las subidas y bajadas, la tristeza de las callejuelas tortuosas y el aspecto poco agradable de la generalidad de los edificios, muy al contrario, el espectáculo que se domina desde los puntos culminantes de las colinas es encantador, sea que se abarque con la vista la extension del lago y de las montañas que lo rodean, coronadas á lo léjos de nevados, sea que se torne la mirada en derredor de la ciudad misma, por su risueño término, ó en direccion á los graciosos montes del Jorat.
Bien pronto las sombras cayeron por completo, el camino se nos hizo invisible y las subidas y bajadas, abruptas, rígidas, capaces de dar vértigo, más frecuentes. Las mulas marchaban lenta, lentamente, fijando el pie con profunda prudencia, pero destrozándonos a veces las rodillas contra las rocas que no veíamos en la intensidad oscura.
Palabra del Dia
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