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Actualizado: 16 de junio de 2025


Este acatamiento fue la única guía que prestó su apoyo al espíritu desorientado de Silas, mientras que se encariñaba con aquella tierna criatura que le había sido mandada desde las tinieblas adonde se había marchado su oro.

Quizá les habían oído decir a sus padres, a medias palabras, que Silas Marner podía curar el reumatismo si quería, y agregar, más misteriosamente aún, que, si se sabía captarse a aquel diablo, podía evitar los gastos de médico.

Traedla con vos esta tarde, Aarón dijo Silas , ha de tener algo que indicarnos para que las cosas se hagan mejor. Aarón se fue y ascendió hacia la aldea, mientras que Eppie y Silas siguieron por el sendero solitario bajo la bóveda de las encinas.

Sin embargo, si llegaban a tocar los brazos y las piernas rollizos de Eppie tenían que reconocer su notable dureza y le decían a Silas que si salía buena lo que no era posible saber , sería muy bueno que tuviera a su lado una joven seria que se ocupara de él cuando estuviera demasiado viejo para poder trabajar.

En seguida que la abrió, la pequeña repitió de nuevo el grito de «ma-ma», que Silas no le había oído hasta el momento en que el hambre la despertó.

Apartando en seguida la mirada que había fijado en los mensajeros, volvió a ponerse al trabajo. Al cabo de un mes Sara casó con William Dane, y muy luego, los hermanos del Patio de la Linterna supieron que Silas Marner había abandonado la ciudad.

Silas se sentó entonces y contempló a Eppie con una mirada satisfecha mientras que ella ponía el mantel limpio y colocaba sobre la mesa el pastel de patatas, recalentado lentamente en una terralla bien seca, encima del fuego que se apagaba insensiblemente y según el método prudente empleado el domingo.

4 Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y de los griegos que adoraban grande multitud, y mujeres nobles no pocas. 6 Mas no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos a los gobernadores de la ciudad, dando voces: Que éstos son los que alborotan el mundo, y han venido acá;

No era que sus pensamientos sobre el pasado o el porvenir hubieran tenido una influencia decisiva sobre la resolución de Eppie, porque esa resolución había sido fijada por los sentimientos que vibraban al sonido de cada una de las palabras proferidas por Silas.

Un momento después, sin embargo, pareció que los fantasmas fueran de naturaleza más condescendiente que lo que pretendía el señor Macey, porque de pronto se vio la figura pálida y flaca de Silas Marner. De pie entre la luz cálida de la pieza, no profería palabra, pero giraba por la asamblea la mirada de sus ojos extraños y sobrenaturales.

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