Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 7 de mayo de 2025


Le llamaban el Cantó, como a todos los que en la isla cantan versos nuevos en bailes y serenatas. Era un mozuelo alto, paliducho y estrecho de hombros, un atlot que aún no había llegado a los diez y ocho años. Al cantar, tosía y se hinchaba su frágil cuello, arrebolándosele el rostro, de una blancura transparente. Sus ojos eran grandes, ojos de mujer, con el lagrimal de color rosa muy saliente.

Era un Miserere andaluz, algo juguetón y gracioso, como el batir de alas de un pájaro, con romanzas semejantes a serenatas de amor y coros que parecían rondas de bebedores; la alegría de vivir en un país dulce que hace olvidar a la muerte y se rebela contra las lobregueces de la Pasión.

De noche se llenaban las calles de la ciudad de jóvenes embozados en sus capas, que salían en busca de aventuras amorosas, daban serenatas á sus amadas ó departían con ellas en las rejas de las ventanas, abandonándose á tiernos coloquios.

En las noches de verano se oye sin cesar la guitarra en la puerta de las tiendas, y tarde de la noche el sueño es dulcemente interrumpido por las serenatas y los conciertos ambulantes. El pueblo campesino tiene sus cantares propios. El triste, que predomina en los pueblos del Norte, es un canto frigio, plañidero, natural al hombre en el estado primitivo de barbarie, según Rousseau.

Se desfiguraba el buen caballero español, de santa ira, la cual, como apenado luego de haberle dado riendas en tierra que al fin no era la suya, venía siempre a parar en que don Manuel tocase en la guitarra que se había traído cuando el viaje, con una ternura que solía humedecer los ojos suyos y los ajenos, unas serenatas de su propia música, que más que de la rondalla aragonesa que le servía como de arranque y ritornello, tenía de desesperada canción de amores de un trovador muerto de ellos por la dama de un duro castellano, en un castillo, allá tras de los mares, que el trovador no había de ver jamás.

Recordó el caso triste que diera origen a la capilla de Santa Felicitas y todo un profundo pasado parecía asomarse desde la región del olvido, varias generaciones cuyos individuos se habían ido extinguiendo, con las ideas, los sentimientos y las costumbres sencillas de una época muerta; salones radiantes, grandes espejos de consolas doradas, furtivos mensajes de amor jamás develados, música de serenatas despertando la calle en el patriarcal silencio del barrio dormido.

Palabra del Dia

santificación

Otros Mirando