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Actualizado: 18 de noviembre de 2025
De la virtud, de la limpieza y santidad de costumbres y del recato de Lucía fácil era que pudiese informarse Juan Maury. De su hermosura, de su distinción y de su talento, él mismo podía juzgar, viniendo a visitarla en el convento en que ella estaba. Ni los bienes de fortuna de Juan Maury sufrirían con esto menoscabo, porque Lucía era rica de por sí y nunca le sería gravosa.
Muchos son llamados, pero pocos son escogidos. Sienten su llamado y elección seguros por una serie de pasos dirigidos por Dios. Espíritu Santo. Hay que "nacer de nuevo" por el Espíritu de Dios. El auténtico Espíritu Santo obra santidad en nosotros para que podamos conocer plenamente a Dios. Evangelio.
Desempeñó su ministerio apostólico con gloria inmortal, y murió en olor de santidad en Zaragoza en 25 de Junio de 1643: fue depositado su cadáver en dicha capilla del Salvador y al año siguiente trasladado a la Iglesia de Moyuela.
4 Solamente consultan de arrojarle de su grandeza; aman la mentira, con su boca bendicen, pero maldicen en sus entrañas. 1 Salmo de David, estando en el desierto de Judá. 2 Así te miré en santidad, cuando vi tu fortaleza y tu gloria. 3 Porque mejor es tu misericordia que la vida; mis labios te alabarán. 4 Así te bendeciré en mi vida; en tu Nombre alzaré mis manos.
34 No profanaré mi pacto, ni mudaré lo que ha salido de mis labios. 35 Una vez he jurado por mi santidad, no mentiré a David. 36 Su simiente será para siempre, y su trono como el sol delante de mí. 37 Como la luna será firme para siempre, y como un testigo fiel en el cielo. 39 Rompiste el pacto de tu siervo; has profanado su corona hasta la tierra.
La pobre Asunción es una tonta. Su fondo es bueno, pero con la santidad, con el encierro y con lord Gray se le ha convertido la imaginación en un hervidero. Nos queremos mucho.
Á sangre fría ha violado la santidad de un corazón humano. Ni tú ni yo, Ester, jamás lo hicimos. No: nunca, jamás, respondió ella en voz baja. Lo que hicimos tenía en sí mismo su consagración, y así lo comprendimos. Nos lo dijimos mutuamente. ¿Lo has olvidado? Silencio, Ester, silencio, dijo Arturo Dimmesdale alzándose del suelo; no: no lo he olvidado.
Resolví dar yo mismo los primeros pasos junto a Krakow para llegar a un arreglo, bien que no estuviese yo para él en olor de santidad. Por el contrario, yo podía pensar fundadamente que sus amenazas se dirigían a mí también, pues los dos habíamos tenido ya nuestros dimes y diretes en el concejo municipal.
Se dejaba dar todos los nombres que el amor puede inspirar a un hombre, pero no se olvidaba ni una sola vez de llamarle señor duque. El viejo insensato hubiese dado toda su fortuna por que la señora Chermidy le faltase al respeto. Por de pronto le sacrificó lo que un honrado anciano pueda tener en más estima, la santidad del nombre de padre.
Se habría remontado á las altas cimas de la fe y de la santidad, á no habérselo impedido el peso del crímen, de la angustia, ó de lo que fuere, que le arrastraba hacia abajo.
Palabra del Dia
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