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Actualizado: 28 de junio de 2025
Pero las cosas mejores las dice siempre una voz anónima, que debe de ser la del autor. De todo ello resulta que la vida es un lazo insidioso que nos ha tendido una voluntad perversa, y que para vencer a esta voluntad no hay otro medio que el suicidio, el suicidio de la humanidad entera.
Porque salta á los ojos, que se pueden tirar infinitas líneas á mas de la supuesta, y como en todas ellas se puede llevar la divisibilidad hasta lo infinito, resulta que la suma de los elementos que entran en todas ellas formará un número mayor que el de una cualquiera de las mismas.
Las instituciones civiles y eclesiásticas admiten cualquier nombre, fuera del santoral: pero, una vez bautizado con el nombre de Epaminondas, es depresivo llamarle «Poroto»; si se le ha puesto el nombre de Sócrates, resulta ridículo y ofensivo para la antigua Grecia filosófica llamarle «El mono»; y si, en fin, se le puso el nombre de Washington, o de Franklin, es inadmisible llamarle «Piringo» o «El gringo».
[80.] Kant observa que el nervus probandi del argumento se halla en que muchas representaciones no pueden formar un pensamiento, sino en cuanto están contenidas en la unidad absoluta del sujeto pensante; «pero nadie, dice, es capaz de probar por conceptos semejante proposicion. En efecto, ¿por dónde comenzaremos la tarea? La proposicion: «un pensamiento no puede ser sino el efecto de la unidad absoluta del ser pensante,» no puede ser tratada analíticamente; la unidad del pensamiento (y todo pensamiento resulta de muchas representaciones) es colectiva; y en cuanto á los simples conceptos, del mismo modo puede referirse á la unidad colectiva de substancias que contribuyen á producir el pensamiento (así como que el movimiento de un cuerpo es el movimiento de todas las partes de este cuerpo) que á la unidad absoluta del sujeto. La necesidad de la suposicion de una substancia simple no puede por tanto ser conocida por la regla de la identidad en un pensamiento compuesto; quien conozca la razon de la posibilidad de los juicios sintéticos
De esto resulta una necesidad á la cual corresponde con admirable armonía una facultad que la satisface: una necesidad de concebir bajo varias formas no solo distintas sino diferentes, aun las cosas mas simples; una facultad de descomponer un concepto en muchas partes, multiplicando en el órden de las ideas lo que en realidad es uno.
Hablando y hablando, Augusto llegó a decir: «Señores, evolución tras evolución, enlazados el nacer y el morir, cada muerte es una vida, de donde resulta la armonía y el admirable plan del Cosmos». ¡El Cosmos! ¡Qué bonito eco tuvo esta palabra en la mente de Isidora! ¡Cuánto daría por saber qué era aquello del Cosmos!..., porque verdaderamente ella deseaba y necesitaba instruirse.
Si fingimos un flujo y reflujo de sensaciones sin ningun vínculo, sin un ser único que las experimente, lo que nos resulta no es un ser sensible, sino un conjunto de fenómenos, de los cuales cada uno por sí solo nos presenta la misma dificultad que todos reunidos; es decir, la necesidad de un ser que le experimente.
En la Friedrichstrasse y en Oxford Street hará ahora, seguramente, más frío que en la calle de Alcalá; pero no así en las casas de Oxford Street ni de la Friedrichstrasse. Y como no es en la calle, sino en las casas, donde realmente se vive, resulta que los madrileños son habitantes de un país frío, mientras que los londinenses y los berlineses lo son de países cálidos.
Así resulta que lo que en ellos es una belleza divina, en Magdalena es un belleza que casi espanta. »¡Y qué dichosa se sentía, de estar allí tan cerca de la ventana! Hubiera dicho cualquiera que veía el cielo por primera vez, que por primera vez, también, aspiraba aquel aire tan puro y respiraba el aroma de aquellas flores.
Y ahora resulta que hace meses sostiene a una mujer, y se pasa el día entero con ella y... Vamos, yo tengo que ver esto para creerlo... Y otra cosa: ¿cómo se las arreglará para mantenerla?... La hucha está allí con su peso de siempre...». Doña Lupe, al llegar aquí, se engolfó en cavilaciones tan abstrusas que no es posible seguirla.
Palabra del Dia
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