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Actualizado: 4 de mayo de 2025
Eres un ser sencillo; tu alma no tiene los repliegues y escondrijos de esos seres complicados y tortuosos por las malicias de la civilización. Adivinaba día por día en tu mirada dulce, en la atención con que me escuchabas, el agradecimiento por lo poco que hice en tu favor.
El sol del otoño enrojecía las amarillentas montañas del litoral, secas y olorosas, cubiertas de hierbas de bravos perfumes que se esparcían á largas distancias. En todos los repliegues de la costa pequeñas ensenadas, lechos de torrentes secos ó escotaduras entre dos cumbres surgían blancas agrupaciones de caserío. Ferragut contempló el pueblo de sus abuelos.
Así van saliendo, sucesivamente, un pañuelo de percal aplomado, un viejo pañal de una camisa y una bula, dentro de la cual aparecen, como núcleo de todo el envoltorio, un montón de napoleones y algunas monedas de oro cuidadosamente guardadas entre los amarillentos repliegues de una hoja de un catecismo.
Hay que habituarse á él con lentitud, no querer aspirarlo expresamente. Poco á poco, sin apercibirse de ello, en los abrigados repliegues del terreno, jugando con su hijo, respirará usted libremente y sus pulmones se ensancharán. Empero, al principio, no permanezcan mucho tiempo en la playa, antes bien dirija sus pasos al interior de la comarca. La tierra, su amiga habitual, la llama á usted.
Busca en los repliegues de su memoria algo claro, preciso, fuerte, y no encuentra nada. ¿Es posible que no tenga ni una convicción seria? «Estoy convencido, Ivanov, de que usted no ha estudiado su lección de aritmética.» ¡No, no es eso! Luego recuerda fragmentos de artículos de periódico, de discursos que ha oído; ¿pero qué piensa él? ¿Cuáles son sus convicciones? ¡No las tiene!
Situada entre los repliegues de una cordillera, en valle pintoresco y dilatado, circundada de risueñas colinas y de montes altísimos, Villaverde, como la isla de Calipso, goza de una constante primavera. No agotan calores estivales la mullida grama de sus dehesas, ni los vientos glaciales del Citlaltépetl marchitan la exuberante lozanía de sus florestas.
Los múltiples brazos armados de ventosas funcionaban como aparatos de presión. Les servían para asir y mantener su presa, para rampar y correr. El ojo vidrioso de uno de los monstruos asomando y desapareciendo entre los blandos repliegues evocaba los recuerdos de Freya. Habló á media voz, para ella misma, sin preocuparse de Ferragut, que estaba desorientado por la incoherencia de sus palabras.
Don Álvaro habló mucho y bien, con naturalidad y sencillez, procurando agradar a la Regenta por la bondad de sus sentimientos más que por el brillo y originalidad de las ideas. Se veía claramente que buscaba simpatía, cordialidad, y que se ofrecía como un hombre de corazón sano, sin pliegues ni repliegues. Reía con franca jovialidad, abriendo bastante la boca y enseñando una dentadura perfecta.
Los buques y los edificios se reproducían invertidos en su profundidad. Ondulaban en este espejo los mástiles y las arboledas, como serpientes de varios colores. El Goethe, al avanzar, rompía en mil pedazos este mundo fantástico, y los fragmentos de buques y casas alejábanse en los repliegues de las temblonas aguas, sobre las cuales aleteaban las gaviotas.
¡Quién estuviera allí! ¡Quién bogara como ellos hacia esos valles perdidos en los repliegues de la cordillera! ¡Quién pudiera seguirlos en sus giros misteriosos! A esa hora dormían las aves, callaban los vientos, y sólo se oirían en las vertientes, en los barrancos, en los desfiladeros, el aliento de las selvas, el pavoroso respirar de los bosques.
Palabra del Dia
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