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Actualizado: 7 de junio de 2025
Autos de Rojas, Moreto, Mescua, Godínez, Felipe Sánchez, Diego Ramos del Castillo, Guevara y Antonio del Castillo, se encuentran en el tomo Autos sacramentales y al Nacimiento de Christo con sus loas y entremeses, recogidos de los mejores ingenios de España: Madrid, 1675.
Habíase vestido decentemente, sus cabellos, bien peinados y recogidos en una castaña, acreditaban el celo de Dolores, que era quien se había encargado de su tocado.
Los síntomas recogidos en los casos de intoxicacion y en las esperiencias sobre el hombre sano, están perfectamente acordes para asignar á la belladona una accion electiva sobre el encéfalo, y por consiguiente sobre los sistemas sanguíneo y linfático, como lo prueban por otra parte los hechos clínicos.
Angelina desprendía de sus cabellos la deseada flor, y me la ofrecía por alto, como se ofrece a un niño el incitante fruto acabado de cortar. Yo me fingía enfadado: ¿Así, señorita? ¡Así, caballero! No; como tú sabes.... Linilla sonreía, besaba la flor, y me la daba. ¡Inolvidables besos! ¡Dulces besos recogidos en la corola de una rosa!
Y apelotonados, dispersos, recogidos en los barrancos, resaltantes en las cumbres, los pinos asientan sobre la tierra negruzca la verdosa mancha de sus copas rotundas. La luz pone vivo claror en los resaltos; las hondonadas quedan en la penumbra; un haz de rayos que resbala por una cima hiende los aires en franja luminosa, corre en diagonal por un terrero, llega a esclarecer un bosquecillo.
Fernando, advertido por el codo del compañero, se fijó en sus cabellos, de un rubio obscuro, recogidos en forma de casco; en sus ojos claros y temblones como gotas de agua marina, que se elevaron unos instantes del libro para mirarle con tranquila fijeza; en el color blanco de su cuello, una blancura de miga de pan ligeramente dorada por el sol y la brisa del mar.
El castellano Fuentes, recogidos éstos y otros amigos suyos, rompió la escala y comenzó á bestionar la puerta del castillo. Viendo esto el Alférez Sedeño y el Alférez Herrera, y Beltrán, Maestresala del Virrey, comenzaron de abajo á darles voces, llamándoles de traidores, que desamparaban el fuerte y se alzaban con las vituallas.
Eran los restos del primer día de Carnaval, el confetti y las cintas de papel recogidos por la mañana en los paseos de Madrid; el residuo de la alegría de todo un pueblo, que se mezclaba en tal sumidero con los restos de su comida y sus ropas.
2 y los esparcirán al sol, y a la luna, y a todo el ejército del cielo, a quien amaron, y a quienes sirvieron, y en pos de quienes anduvieron, y a quienes preguntaron, y a quienes se encorvaron. No serán recogidos, ni enterrados; serán por muladar sobre la faz de la tierra.
De aquí que la totalidad del cuadro, que parece, por su exactitud y realidad, una fotografía, y la viveza y verdad de los diálogos, que parecerían recogidos por el fonógrafo, si dicho artificio fuese apto para la selección, desechando lo impertinente, concurren a darnos una idea, muy agradable y divertida, así del lugar en que ocurren los sucesos que el novelista refiere, como de la mayoría de sus habitantes, ricos y pobres, grandes y pequeños.
Palabra del Dia
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