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Actualizado: 8 de mayo de 2025


Este matrimonio, por extravagante que parezca a primera vista, y aunque a usted un nieto que no es de su sangre, asegura a la señorita Germana un fin dulce y tranquilo y una prolongación de la existencia; salva la vida a la señora duquesa, y, en fin... Me da a cincuenta mil libras de renta, ¿no es eso? Pues bien, querido doctor, le doy a usted las gracias.

Póngase este peto y tome esta careta; aquí tiene una manopla parecida a la que usará usted sobre el terreno; coloque su brazo en tal forma que su espada sea como una prolongación de su antebrazo. ¡Esté así, inmóvil! ¡No deje que su hoja se separe de la línea...! Usted tiene un brazo bastante sólido y no debe hacer mas que recobrar inmediatamente su posición.

A poco mas de las dos de la tarde se presenta la confluencia del rio Itonama, bajo cuyo nombre continua corriendo el Machupo hasta reunirse con Guaporé ó Iténes. Entónces se descubre hácia el norte, por encima de los árboles, la prolongacion occidental de la Sierra del Diamantino.

Creía en Dios como en una persona excelente con quien se cumple de sobra, dejándole de cuando en cuando una tarjeta en el cancel de una iglesia; el hombre era para él un tubo digestivo muy bien dispuesto; la vida, una peregrinación, que, con la bolsa bien repleta y el estómago bien lleno, podía hacerse cómodamente; y el matrimonio, la fusión de dos rentas y la prolongación de una estirpe que había de llevar su ilustre nombre, ni más ni menos que llevan el suyo los toros de Veraguas o las yeguas de Mecklemburgo.

Muchas fiebres gástricas sin agudeza, las designadas con el nombre de mucosas, exigen el uso de antimonio, cuando una indigestion ó un estado saburral mas ó menos habitual figura como causa en la etiologia ó en la recrudescencia y su prolongacion.

La única creación de que podía envanecerse era debida al azar de unos amoríos de pueblo, al inconsciente olvido de una hora de placer... Y este hijo, obra suya, carne de su carne, prolongación de su propia personalidad, no podía ni tan sólo públicamente reconocerlo; caminaba a su lado y no le podía decir: « eres hijo mío»; no podía hablar con él sino de cosas sin ningún interés...

Por eso en la presente obscuridad escuchamos el ritmo de tus pasos, porque en aquella noche de orfandad dilataste tu espíritu hasta romper los lazos del abrazo fugaz de lo mortal. Y por eso, fantasma azul del alma femenina que soñara Rizal, prolongación del beso de su obsesión divina, vibrante poesía que el poeta cantara, eres, clara María, ¡Nuestra María Clara!

Palabra del Dia

ciencuenta

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