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Actualizado: 17 de noviembre de 2025
La oficina del director y de su ayudante se halla en el interior del peristilo, y en el centro del arranque de los radios están los intersticios que permiten observar á los presos y comunicar órdenes al traves de los muros, sin ser visto.
Juan Florín quiso dar veinte mil duros al capitán Irizar por su rescate; pero fué inútil su ofrecimiento, porque el hombre entendido y de buen juicio prefiere su honra a todo el dinero del mundo. Con noventa hombres presos y los dos barcos cogidos, el capitán Irizar volvió a Cádiz, como correspondía a su fina lealtad.
El jardín de Falerina .Calderón Trata de la conocida hazaña de Rolando, de Boyardo, cuando vence el arte mágico de la hada Falerina, y pone en libertad á las damas y caballeros cristianos, presos en su jardín mágico.
12 Tornaos a la fortaleza, oh presos de esperanza; hoy también os anuncio que os daré doblado. 14 Y el SE
La antigua Cárcel de Villa era un mal buhardillón, dividido en celdas, donde los presos no tenían comodidad ni estaban seguros. La prisión no tenía aquel horror majestuoso con que los poetas nos han pintado todos los calabozos.
Y si bien es cierto que á poco la Guayana se retractó de su primer acuerdo mandando presos á la metrópoli, á la Habana y Puerto-Rico á los adictos al nuevo órden de cosas, por otra parte, el reconocimiento hecho por Mérida del gobierno establecido en la capital, separándose de Maracaibo con noble entusiasmo, compensó en parte semejante defeccion.
Y para entretener por alguna hora La hambre que ya roe nuestros huesos, Hareis descuartizar luego á la hora Esos tristes Romanos que están presos, Y sin del chico al grande hacer mejora, Repartanse entre todos, que con esos Será nuestra comida celebrada Por estraña cruel necesitada. Amigos, qué os parece? estais en esto?
Convencido de la verdad, el marqués publicó un bando para que los moriscos no fueran molestados, pero apesar de su orden hubo revueltas y alborotos, y en el mismo mes de estos sucesos fueron quemados tres de ellos que estaban hacía algún tiempo presos en las cárceles del tribunal de la Inquisición.
Algunos chicos, pregoneros de periódicos, chillaban ya desaforadamente: «La Salve que cantan los presos al reo que está en capilla». Desde que tengo uso de razón he sabido que existe la pena de muerte en nuestro país; y no obstante siempre la he mirado del mismo modo que los autos de fe y el tormento; como una cosa que pertenece a la historia.
Marenval se estremeció creyendo estar rodeado de espectros. Un sentimiento de angustia se apoderó de su corazón y sintió una especie de vértigo al oir decir á Vesín con voz fúnebre: En efecto, el caso sería grave. Una causa criminal para los que fueran presos, y si había habido, por desgracia, algún hombre muerto... Trataremos de hacer las cosas suavemente, balbucéo Marenval.
Palabra del Dia
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