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Lo que sucede en Madrid, en lo político y social, so repite en las demas grandes ciudades españolas, con mas ó ménos vigor segun las costumbres características de cada provincia.

Si la etnografía del pueblo ginebrino explica el predominio en él y en todas sus manifestaciones literarias, de la lengua francesa, su genio político, industrial y social y sus instituciones corresponden á un curioso amalgama de elementos diversos. Esto le da á Ginebra un notable carácter de cosmopolitismo.

Es que les falta el pulimento y les sobra la ardiente espontaneidad de la franqueza. Al salir del teatro, el Español no se va á dormir: necesita ir primero al Casino ó al Café. Es que allí tiene su vida libre y su tribuna; allí reina como soberano, pudiendo componer el mundo político á su acomodo.

Ni habría sido difícil combinar, en la observación de las majestuosas ceremonias, el recreo alegre con la solemnidad, como si el gran traje de gala que en tales fiestas reviste una nación, estuviese adornado de una manera brillante á la vez que grotesca. Algo parecido á esto había en el modo de celebrar el día que daba comienzo al año político de la colonia.

Don Rosendo, poseído de vivo dolor, no quiso ver el cadáver de su hijo político. Se encerró en su cuarto; pero dispuso que se le colocase en el mejor salón de la casa sobre una mesa cubierta de terciopelo, que se trajesen de todas partes flores y coronas, y se preparase un entierro suntuoso.

Los legitimistas franceses se lo figuraban como un nuevo Enrique IV; y como de allí, del Bearn, salieron en otro tiempo los Borbones para reinar en España y en Francia, soñaban con que Carlos VII triunfaría en España, acabaría con la maldita República Francesa, daría fueros a Navarra, que sería el centro del mundo y, además, restablecería el poder político del Papa en Roma.

Publicado ahora por primera vez. 2.º Razón sobre el estado político y militar de la jurisdicción de Quito en 1754, por D. Juan Pío de Montufar y Frasco.

Los peligros teológicos engendraron el pánico religioso; la facilidad para asustarse y la inclinación a asustar, explotados en el terreno político, produjeron por el peligro político el terror político, en círculo vicioso, y así se produjo en las sociedades cristianas la reversión a los métodos de las sociedades salvajes.

Sacrifican así, esos espíritus escogidos, una gloria seria y permanente, por una gloria inconsistente y del momento. Cané principió por dejarse seducir por el diarismo político y derrochó un espléndido talento en escribir artículos de combate que, deslumbradores fuegos de artificio, vivieron lo que viven las rosas, el espacio de unas horas. ¿Quién se acuerda hoy de ellos?

No combatiendo la inicua distribución de la riqueza sino su producción misma, el cristianismo fue un grande error económico, político y moral, aun siendo un grande progreso relativo sobre el paganismo. Por lo pronto, empobreció a las poblaciones cristianas, hasta ponerlas en la imposibilidad de resistir a la invasión de los árabes.