Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de junio de 2025


Durante años ha dado toda clase de pasos, según parece, para ver de descubrir y recuperar el gran tesoro que Pío IX le dio a Sannini, su favorito.

No he podido atraparle... Después, le busqué en la montaña del Príncipe Pío, en unas cuevas que hay debajo de los cuarteles por la parte de la estación del Norte.

Las cosas, o hacerlas bien, o no hacerlas. Y mandó llamar a Simón. Se marchó Guzmán, y entró a muy poco rato el mayordomo. Así estaban las cosas, con un pasito más que luego conoceremos, al invitar yo en los comienzos del capítulo precedente al lector amable y pío, a que me acompañara al nuevo domicilio de la marquesa de Montálvez.

Venidos los bajeles, y buen viento, La zabra desencalla del bajio, Sin recibir de aquesto algun tormento, Que piedras por aquì no tiene el rio. Al puerto se llegó con gran contento, A donde el Guaranì volvió con pio De haber de los rescates castellanos, Y trajo por rescate dos cristianos.

No, Valentina... ¡Qué ignorante!... me repuso. Pero Martín dice que don Pío les hace a ustedes un curso de astronomía práctica muy curiosa. ¡Oh! broma de Martín; usted ya sabe lo que es don Pío y lo que es Martín. ¿Pero sabe, Julio, que debe ser muy curiosa esa explicación? agregaba sonriendo Valentina. Yo callaba entretanto; toda la sangre me subía a la cabeza.

Mas no por eso has de deducir de aquí, lector pío siempre, y esta vez no discreto si tal deduces, que sea igualmente inmoral el escritor que confiesa paladinamente que hay ladrones, que da la voz de alerta contra ellos y los saca a la vergüenza pública, pintándolos con todas aquellas sus negras tintas que sufre el decoro y hacen al vicio antipático y odioso, y se ayuda así del mal para hacer el bien, a la manera que la primavera se ayuda del estiércol para fabricar la rosa.

Su rostro movible; su cuerpecillo inquieto; sus ademanes de artista cómico, solían provocar entre los alumnos ciertas sonrisas de buen carácter, porque no era posible ver y oír a don Pío, sin encontrarse dominado por la idea de que aquel hombre, sincero hasta el fondo de su alma, representaba sin embargo una comedia.

Cuando don Pío hacía la exposición, no terminaba nunca; comenzaba en Sesostris y pasaba más allá del año corriente; y en ella iba todo, una recopilación de hechos y de datos, una enciclopedia de citas y de descripciones accionadas, cada una con su mímica y sus gestos particulares.

Palabra del Dia

metropolitanos

Otros Mirando