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Actualizado: 27 de junio de 2025
El tío Frasquito, que con gran falta de delicadeza, hija de su deseo vehementísimo de seguir las peripecias del drama, se había constituido en testigo de la conferencia, metió entonces su cucharada, asegurando que aquello estaba muy bien pensado, que su sobrino el padre Cifuentes tenía razón hasta por encima del solideo, y que lo más derecho para su sobrino Jacobo era dirigirse desde luego a su sobrina Villasis, porque lo que esta no alcanzase de su sobrina Sabadell nadie en el mundo, fuera o no sobrino suyo, podría alcanzarlo.
Mientras llegaba el momento del drama, lejos de nosotros y en los flancos del ejército imperial, mil dramáticas peripecias debían precipitar la catástrofe, irritando paulatinamente al enemigo.
¡Lástima que no haya llegado el estudiante para solemnizar debidamente toda la Noche-Buena! Porque ésta tiene en la aldea varias peripecias. Después del placer de preparar la cena y del de tragarla, falta el de la llegada de los marzantes, por los cuales ha preguntado ya muchas veces el vapuleado chicuelo, á quien, la verdad sea dicha, preocupan todavía más que la tardanza de su hermano.
Los ojos del joven tropezaron con un patache que trataba de entrar en el puerto, y bailaba como un casco de nuez sobre las olas. Aquella entrada le interesó desde luego. Siguió todas las peripecias con viva atención, como si en ello le fuese algo. Al cabo de un cuarto de hora, cuando ya estuvo atracado al muelle, sintió de nuevo la espuela de su pensamiento.
Era menester que le diera cuenta de sus costumbres é inclinaciones, las peripecias de su vida, los negocios que había hecho, las reyertas que había tenido, hasta de las palabras que había vertido aquel día al entrar y salir de casa.
Las peripecias todas del terrible día 21 se renovaron a mis ojos: el entusiasmo era grande; pero la gente escasa, por lo cual fue preciso duplicar el esfuerzo.
Gran número de sus obras son comedias religiosas llenas de apariciones sobrenaturales. Lo ficticio de ellas se nos presenta siempre en primer término, y las catástrofes y peripecias de la acción no son motivadas por causas internas, hijas de los caracteres y de las diversas relaciones de los personajes.
Por una casualidad, descubrió la señora Morfeo el secreto de su poco grata existencia. Como compañera que había sido de las excursiones de Melisa, llevaba señales evidentes de los sufrimientos y peripecias pasadas. La intemperie y el barro pegajoso de las zanjas borraron prematuramente su color primitivo. Era en un todo el retrato de Melisa en pasados tiempos.
La curiosidad de los espectadores estaba en extremo sobreexcitada; pero la de la señora de Maurescamp había llegado al último grado, y la expresión de su rostro, mientras seguía las fases y peripecias de la lucha, demostraba su interés, o más bien una ansiedad que no estaba en armonía con las circunstancias. Aquel asalto fue un desastre para el señor de Maurescamp.
En las cuatro monarquías balkánicas, en ese trágico tute de reyes, ha debido ocurrir algo de esto. La historia lo aclarará, si es que la historia aclara algo. Desde luego, el rey manda: pero el rey, al mismo tiempo que rey, es marido, sujeto, por lo tanto, a las mismas influencias, peripecias y contingencias, buenas y malas, de todo marido.
Palabra del Dia
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