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Por desgracia, el periodismo español está demasiado afrancesado en algunas materias; se descuida mucho lo nacional por las traducciones de futilezas parisienses; y no pocas veces hay que recordar á Fígaro, á propósito de ciertos traductores que no cuentan para su labor sino con «atrevimiento y diccionario, y algunos con el atrevimiento solo.» ¿Quereis tener alguna idea respeto de Madrid social?

Hubo un tiempo en que para dedicarse al periodismo, el honor era también una cosa indispensable. Hoy creo que todavía se exige el honor en algunos periódicos; pero, en la mayoría, sólo procuran que el periodista sepa su oficio. Días atrás hablaba yo con un periodista de la vieja escuela y le decía que, francamente, eso del honor me parecía absurdo.

Los partidos franceses, italianos, rusos, alemanes y austríacos tienen allí, con mas ó ménos persistencia, órganos de libre accion moral; lo que hace que el periodismo belga tenga en Europa una importancia muy considerable.

Para engañarnos basta ó mala fe ó error. Desgraciadamente, estas cosas no son raras. Pág. 72. Es muy dudoso si el periodismo causará daño ó provecho á la historia de lo presente; pero no puede negarse que multiplicará el número de los historiadores con la mayor circulacion de documentos.

Una antigua oficiala de Emma, que tiene relaciones con el director de un diario importante, protege á Farjolle, que se dedica al periodismo. Entretanto, Emma burla á su marido con Vélard, que también ayuda á Farjolle. Este lo sabe, y acompañado de un comisario, sorprende á los culpables en delito flagrante de infidelidad.

Mas en cuanto aprendió bien los tópicos del periodismo, y tuvo a su disposición una buena cantidad de frases hechas, y sobre todo, en cuanto recibió un diccionario enciclopédico en quince tomos, que le costó no menos de dos mil reales, ¡aquello que fué cortar y rajar!

Tenía la voz velada a causa de una bronquitis crónica: cuando quería elevarla resultaba chillona, estridente. La palabra era fluida, aunque abundaba en los lugares comunes del periodismo. En Lancia nadie sabía hablar con esta tersura. Pintó al P. Gil como un ser hipócrita, rastrero, alimentando en secreto pasiones vergonzosas, ocultándolas con cuidado por el temor de perder su posición.

Se hablan, pues, las dos lenguas en el país, aunque en proporcion enormemente desigual, y el aleman es el idioma oficial, si bien es cierto que las gentes de buena educacion hablan indiferentemente aleman y frances, como lo exige la promiscuidad de esos idiomas en la literatura, la legislacion, el periodismo y las costumbres de la Confederacion.

El «capitán P.» no podía ser sino el capitán Pérez... Y todo el Tandil se conmovió con la noticia. ¿Sería verdad?... ¿Qué harían ahora los Itualde?... Pero nadie se conmovió más que Jacinto Luque, el joven poeta barbilampiño y melenudo, redactor de El Correo de las Niñas. Con su viva inteligencia y su conocimiento del periodismo local pronto sospechó que se trataba de una insidia de Esperoni.

Consideraba la risa como un acto impropio de la dignidad humana, y habíala desterrado casi en absoluto de su cara, tomando por modelo una página del Nomenclátor o de la Memoria de la Deuda Pública. Dos fases tenía la vida de este hombre: el periodismo y la empleomanía. En la prensa, siempre estuvo encargado de la parte extranjera y de las cuestiones de Hacienda.