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Sin embargo de los defectos que se ven en sus obras, ocasionados todos por el mal gusto que tenia oprimidos á los ingenios en aquella edad, son notables aquellas de sus composiciones poéticas en que derramó la mas sana i pura filosofia con propósito de doctrinar en ella á sus lectores.

Entre ellos andaban enajenados los ánimos con ciego rencor i enemiga: los unos por verse puestos en esclavitud i miseria: los otros por recibir continuamente i á la sorda daños de los mismos que tenian oprimidos en pesado cautiverio.

Veinte siglos lleva de experiencia la moral cristiana y ha dado de todo lo que tiene dentro. Su fracaso es visible por todas partes. Desconoce la justicia en la tierra, dejándola para el cielo; pasa indiferente ante el derecho de los oprimidos, queriendo consolarlos con la esperanza de que en otra vida que nadie ha visto, encontrarán satisfacción á sus dolores.

Y puesto que el feroz Romano tiende El paso agora por tu fertil suelo, Y que te oprime aqui, y alli te ofende Con arrogante y ambicioso zelo, Tiempo vendrá, segun que ansi lo entiende El saber que á Proteo ha dado el cielo, Que esos Romanos sean oprimidos Por los que agora tienen abatidos.

Después de poner mi óbolo humilde en él gorro de uno de los artistas proscritos, me alejé acongojado, sintiendo que llevaba en mi oido como el eco vago de los últimos aires del himno italiano, y orgulloso de haber nacido en el seno de la democracia para poder ofrecer desde el fondo de mi corazon un voto de fraternidad á los hermanos oprimidos.

Si de Mahoma se dice por vituperio aunque falsamente que predicaba su doctrina con el Corán en una mano i la espada en la otra, ¿qué no podrian decir contra los cristianos unos hombres que se veian oprimidos con castigos, i llevados violentamente á otra religion?

Era para ellos un mártir de la nueva religión de los humildes y los oprimidos. Además, su inocencia le convertía en una víctima de la injusticia social, que odiaba cada vez más. Para ellos no había otra verdad qué la palabra de Gabriel. El campanero, más rudo y silencioso que los otros, era, sin embargo, el más audaz en la conversación.

Y si él la dijo que su sed de sangre no era otra cosa que amor a la libertad y a la justicia, caridad hacia los oprimidos y sueños de perfección, el alma de la desventurada, ignorante del mal, debió seguramente inflamarse de entusiasmo y admiración. ¿Cree usted que el desengaño le haya sobrevenido muy pronto? ¡Muy pronto... y demasiado tarde! ¡! ¿Cuándo la conoció usted? El año pasado. ¿Dónde?

Entre godos eran solo estas discordias i semejantes á las de dos fieras que despues de darse favor para conseguir una presa, i despues de conseguirla riñen furiosamente con propósito cada cual de hacerla suya. Ni eran despreciados, ni oprimidos.

Por fortuna, un cambio de postura desvía la sangre de ciertos sitios del cerebro, quedan libres los nervios oprimidos, sufren otros la presión y... Un bosque fantástico, cuyos árboles tienen, en vez de hojas, monedas de oro.