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Actualizado: 6 de mayo de 2025
No hay progreso donde no se señala á las humanas acciones un tipo ideal y sublime á que aspirar, donde el hombre llega sin esfuerzo, sin lucha, sin sacrificios, al que se supone estado normal de la ley religiosa y civil.
Llegamos á San Luis, y renace nuevamente la calma; en San Luis está Mendieta con su columna, y también está Capmany, el héroe de Yarayabo, irreprochablemente vestido de facineroso. ¡Por fin! ¡¡Santiago!! La bella Santiago, como la bella Habana, no ha perdido su aspecto normal.
El juego está erigido en institucion normal, puesto que el Gobierno es, por medio de las loterías permanentes, un banquero de roleta. En cuanto al guerrillero, la violencia oficial lo hace surgir, como engendra las conspiraciones. Lo mismo diré hasta cierto punto del mendigo. Se cree que el pueblo español no soportaría la supresion de los toros.
La vida también, era tan breve como apenas pueden concebirla los modernos, tan alta era la mortalidad normal, tan frecuentes las pestilencias, tan poco entendidas las enfermedades; y la cercanía de la muerte hacía a los hombres atolondrados o aterrorizados. Donde la ignorancia y el temor van unidos, es el reino de la superstición.
Como bibliotecas de alguna consideración merecen citarse la del Palacio episcopal, la del Seminario, la particular del Sr. Lanzarote y alguna otra. En el Seminario se da hoy la enseñanza de Teología. La Escuela normal se suprimió algunos meses ha.
Hallábase ya en su centro Miranda, habiendo cesado los lloros y reaparecido el buen humor y el temple normal del ánimo. Satisfecho de tal resultado, hasta bendecía interiormente a una de sus causas, una vejezuela que con enorme banasta al brazo se coló en el departamento algunas estaciones antes de Palencia, y cuya grotesca facha ayudó a llamar la sonrisa a los labios de Lucía.
Así que no pudiendo satisfacerlo con soñadas escenas trágicas, porque Miguel se reía de sus temores, diose a ejercitar su recalentada imaginación en otra clase de caprichos raros. Nada podía llevarse a cabo en sus relaciones de un modo normal; era forzoso adobarlo todo con alguna especia de misterio.
Muy Sr. mío y amigo: Ya dije á V. que no quiero ni comprendo el teatro libre ó sea más libre que los teatros que hay ahora en España. Esto no se opone á que yo quiera y desee un teatro normal ó modelo.
Cuánto se regocijaba la señora con esto, no hay para qué decirlo. Y aunque todo ello era inexplicable llegó un momento en que Barbarita dejó de ser curiosa, y no le importaba nada ignorar los desvaríos de su hijo con tal que se reformase. Lentamente, pues, recobraba el Delfín su personalidad normal.
Además, eran tan notorios y tan irreemplazables el arte y la inspiración de Juana para dirigir una matanza, para hacer arrope, piñonate, empanadas y tortas, y para preparar festines, que las personas de gusto y de medios desecharon los recelosos escrúpulos, y, poniéndoles el correctivo de estar a la mira y ojo avizor para que Juana no ejerciese sus presuntas artes proxenéticas, siguieron llamándola a trabajar a sus casas; y los ingresos y rentas de Juana, que habían disminuido, volvieron a su estado normal, aunque no se aumentaron.
Palabra del Dia
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