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Las había tímidas, contemporizadoras, sentimentales, de las que necesitan al hombre para vivir y consideran que el amor es la principal ocupación femenina.

8.º Se afirma sin fundamento que sean innatas las ideas generales indeterminadas; las cuales parecen ser los actos de la facultad perceptiva de los objetos bajo una razon general. 9.º Lo que hay innato en nuestro espíritu es la actividad sensitiva y la intelectual; pero ambas, para ponerse en movimiento, necesitan objetos que las afecten.

Respecto de ferias y mercados, el 30 de Mayo y 21 de Setiembre, se celebra feria en Teruel: en lo general se compone de contrataciones, ventas y permutas de ganado lanar, vacuno y caballar: los mercados son semanales, y a ellos acuden las gentes de los pueblos inmediatos a proveerse de los artículos que necesitan.

Porque resulta que los gobiernos al uso, ya porque se les defiende, ya porque no se les pegue con mucha fuerza, lo mismo necesitan ser rumbosos con sus huestes que con las enemigas. Lo que nunca vió bien claro don Simón fué lo repugnante del papel que él mismo desempeñaba entre aquellos hombres, de cuya conducta, y con razón, se escandalizaba.

Póngase usted de acuerdo con Severiana. La comandanta y yo nos hemos quedado anoche. Se necesitan dos personas, porque cuando le dan convulsiones, cuesta Dios y ayuda sujetarla. Verdaderamente manifestó doña Lupe con adulación ; los ejemplos que usted da, señora, hacen que todas las demás seamos mejores de lo que seríamos si usted no existiera.

Pero como ni la libertad ni la virtud necesitan guardarse en caja de plomo, mucho más que todas las severidades de ascetas o de puritanos, valdrán siempre, para la educación de la humanidad, la gracia del ideal antiguo, la moral armoniosa de Platón, el movimiento pulcro y elegante con que la mano de Atenas tomó, para llevarla a los labios, la copa de la vida.

Merced a esos procedimientos, se plantan de un salto junto al poder supremo, y son dueños de echar por la ventana la casa de la nación, muchos hombres que, fuera de ella, no tienen una triste buhardilla en qué albergarse, y otros que, teniendo mucho más, necesitan subir a grande altura para conseguir que alguien los contemple y acaso los envidie. Don Simón, como sabemos, era de estos últimos.

En realidad, el puerto de Nueva York es tan conocido y está tan bien balizado, que los capitanes no necesitan del auxilio del piloto para entrar con seguridad. Pero, como en caso de un contraste, siempre posible, las compañías de seguros no pagan si no se han tomado todas las precauciones, el personaje se hace indispensable.

Pero esos demonios de escépticos y de «ironistas» no necesitan ilusión y toman de cada cual lo bueno que tiene, sin ocuparse de lo demás. Hay varias cosas que le han gustado en la Marquesa de Oreve y alrededor de ella. En primer lugar, la atmósfera de lujo y de elegancia en que vive.

Los terrenos de Tumupaza son muy productivos; pero la falta de comercio hace que sus habitantes no cultiven sino lo muy preciso para satisfecer sus necesidades. El dinero no es aun conocido entre ellos, reemplazándolo hasta el presente, para procurarse los objetos que necesitan, sus frutos que dan en cambio.