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El amor de Maurescamp, sin embargo, no contenía ningún elemento durable: era, para emplear una expresión de actualidad, un amor naturalista, y los amores naturalistas, aunque no se parecen a la rosa, tienen, sin embargo, su efímera duración.

Y sin embargo, para el hombre que tiene buen sentido y conoce la vida no es menos censurable. Las novelas de ciertos autores franceses, dedicados á entretener á las clases elevadas, no suelen contener grandes faltas de inverosimilitud material; en cambio contra la moral pecan casi constantemente. Los mismos naturalistas son mucho más severos para aquélla que para ésta.

El sentido infalible en los hombres como Barragán es el olfato... Al menos eso dicen todos los viajeros y naturalistas. Desde luego he pensado que ha sido una equivocación muy explicable en quien no ha frecuentado toda su vida más sociedad que la de los gauchos...

Desde los poemas indios y griegos no se ha cantado con tanto entusiasmo la belleza objetiva, no se ha pintado el paisaje con la palabra de un modo tan perfecto como lo hacen hoy los naturalistas franceses. Han adquirido tal maestría en este género, su idioma claro y flexible les ofrece tanto recurso, que parece ya imposible alcanzar una visión más viva y penetrante del mundo que nos rodea.

Extiéndese á su alrededor la callada inmensidad de las nieves, paro hay puntas de rocas que, de trecho en trecho, son para ellos los oasis en medio del desierto, y sin duda allí, en medio de los líquenes, encuentran el alimento necesario á su subsistencia. De todos modos, milagroso es que lo hallen, y los naturalistas se asombran al comprobarlo.

Uno de esos volátiles que los malayos llaman Kubug, nosotros, gatos o zorras voladoras, y los naturalistas, galeopithecus, si no me equivoco. ¿Qué clase de animales son? Parecen monos, más bien que gatos; tienen unos dos pies de altura, la cabeza pequeña, semejante a la de los chacales, el pelo rojo oscuro, y ejecutan vuelos hasta de doscientos pies.

Así sucede que cuando aparece una de esas obras aparatosas, enormes, enfáticas, envueltas de vaguedad y misterio, con aspiraciones simbólicas y místicas, como muchas de la escuela romántica pasada y casi todas las de los naturalistas, simbolistas y decadentistas modernos, el público se estremece, imagina que detrás de aquellas nieblas hay un inefable misterio, que se va á descubrir al fin y contemplar el eterno ideal, y corre afanoso á presenciar el milagro; pero ¡ay! no tarda en volver mustio y desengañado, porque detrás de tanto aparato no ha visto absolutamente nada.

De donde resulta que, si a toda costa se quiere alistar a Pereda entre los naturalistas, habrá que declararle un naturalista profético y darle por antigüedad el decanato de la escuela.

Lo veo respondió el Capitán, que le había seguido y que tampoco podía ocultar su sorpresa. ¿Conoces plantas que anden? No las conozco. Ni yo tampoco, ni tengo noticia de que los naturalistas hayan encontrado plantas con patas. Y ¿qué deduces de eso?

He indicado como lo más seguro que la fundación de dicho estanque débese a la conveniencia de infundir en el espíritu del pueblo madrileño ciertas tendencias poéticas y naturalistas. Ningún orden de la naturaleza se ha escapado a su beneficiosa gestión.