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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Léanse, entre otras, las siguientes obras de Beaumont y Fletcher, cuyo argumento está sacado de otras españolas: The Little french lawyer, de El Guzmán de Alfarache, pág. 2, cap. 4.º; The Spanish curate y The Maid of the Mill, de El Gerardo, de Gonzalo de Céspedes; The Chances, de La señora Cornelia, de Cervantes, y Love's pilgrimaje, de sus Dos doncellas.
La religiosidad de los americanos, como derivación extremada de la inglesa, no es más que una fuerza auxiliatoria de la legislación penal, que evacuaría su puesto el día que fuera posible dar a la moral utilitaria la autoridad religiosa que ambicionaba darle Stuart Mill. La más elevada cúspide de su moral es la moral de Franklin.
SUMA Y NARRACION DE LOS INCAS que los indios llamaron CAPACCUNA, que fueron Señores en la ciudad del Cuzco, y de todo lo á ella subjeto, que fueron mill leguas de tierra, las cuales eran desde el rio de Maule, que es delante de Chile, hasta de aquella parte de la ciudad del Quito; todo cual poseyeron y señorearon hasta que el marqués don Francisco Pizarro lo ganó é conquistó é puso debajo del yugo é dominio real de Su Magestad, en la cual SUMA se contiene la vida y hechos de los INCAS CAPACCUNA pasados.
Añade vna cosa el auiso, q. tambien 14 mill hombres, y El duq.^e de Parma por Capitan General. Por esto lo auiso principalmente, Porq. si esto fuesse verdad creeria algo de passada en Italia del Rey de España. Otros pecadillos y auisos tengo, q. diré yo a boca a Su Ex.^a, q. por de poca substancia no cargo este papel. He ay las 3 cartas. Muy serui.^or de V. m. Ant. Perez.
Y llegado que fué Inca Yupanqui á la ciudad del Cuzco, mandó á su amigo Vicaquirao que volviese á su padre Viracocha Inca, y que le dijese que viniese á su ciudad, que le tenia guardadas las cosas ya dichas para que dellas triunfase; y ansí mandó que saliesen con él tres mill hombres que le guardasen y acompañasen. Y ansí, se partió Vicaquirao; y llegado que fué al peñol do Viracocha Inca estaba, hallólo que estaba en grande llanto él y los suyos por la muerte de los que Inca Yupanqui les matara en la emboscada, en la cual habian sido muertos muchos señores principales de los que con él tenia; y como tuviese nueva Viracocha Inca que de hácia el Cuzco venia gran golpe de gente de guerra, tenia que volvia su hijo sobre él á le matar á él y á los suyos que consigo tenia, y entró allí en breve consulta con los suyos, en la cual acordaron, que si de guerra venia su hijo sobre él y caso fuese que á plática viniesen de algun concierto ú otra cosa en que fuese pedille vasallaje, que hiciese todo aquello que por él le fuese pedido é demandado.
Como entre la comedia The elder Brother, de Fletcher, y la de Calderón, De una causa dos efectos; entre la Twelfth Night de Shakespeare, y la comedia anónima La española en Florencia; entre la Maid of the Mill, de Beaumont y Fletcher, y La quinta de Florencia, de Lope; entre la Duchess of Malfy y El mayordomo de la duquesa de Amalfi, de Lope de Vega.
Y dicen que acabada de dar la batalla á Uscovilca, y habido vitoria por Inca Yupanqui, que la gente que el Viracocha le inviara, que luego se le desapareciera y que no viera consigo más destos cincuenta ó sesenta mill hombres, que fueron los que mezclaron los comarcanos entre la gente que habeis oido.
Y porque agora el Rey e Reyna nuestros señores tienen e dexaron en el dicho castillo de Triana dos leones que han menester los dichos çinco mill maravedises e mucho más para de que sean mantenidos á vuestra merced suplico mande que los dichos judíos me den e paguen los dichos cinco mil maravedises de cada año para ayuda al mantenimiento de los dichos leones en lo cual al Rey e Reyna nuestros señores fareys seruiçio e á mi fareys merced .
Y esto dicho, salieron de su acuerdo él y los demás señores, los cuales se fueron cada uno á su posada, donde comenzaron á dar órden á sus fiestas, que ya habeis oido que dende á treinta dias habian de comenzar; los cuales treinta dias pasados, hicieron su fiesta en la manera que habeis oido; y dende entónces lo continuaron hacer en la manera ya dicha, hasta este año en que estamos de mill y quinientos y cincuenta y un años.
De la existencia de las primeras atestigua el maestro Juan de Malara, el cual describiendo las bellezas del mudejar palacio, dice entre otras cosas: «La talla de las puertas, las labores moriscas, los jardínes que están entre la huerta de el Alcoba y los aposentos nuevos con grandes y espaciosos miradores, «las leoneras que solía auer en tiempo de los Reyes Católicos etc ...» Y que no fué solamente en el Alcázar donde aquellos monarcas tuvieron sus predilectas fieras, compruébase por el siguiente documento, curioso por más de un concepto: Muy honorables señores: Juan de Merlo alcayde del castillo de triana me encomiendo en vuestra merçed a la qual plega saber: quiero que sepan que El aljama e judios desta çibdad «acostumbraron siempre» dar para mantenimiento de los leones que los Reyes nuestros señores en esta çibdad tenían cinco mill maravedises de cada año.
Palabra del Dia
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