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Actualizado: 6 de junio de 2025
Con esto se dieron por enterados los tres y tan impresionados estaban, que al romper a andar para apartarse de mí se hicieron una maraña y no acertaban luego con la puerta.
Por último, vino el juez de primera instancia acompañado de la Guardia civil; y así y todo costó Dios y ayuda deshacer aquella maraña de carne, y apaciguar las olas de aquel mar encrespado por primera vez en cuanto alcanzaba la memoria de los más viejos de la villa.
Dióme mil abrazos y otro pollo para mí, y yo fuíme con él adonde había dejado sus compañeros, e hice hacer en casa de un pastelero una cazuela, y comímelos con los demás criados. Supo el ama y don Diego la maraña, y toda la casa la celebró en extremo. El ama llegó tan al cabo de pena que por poco se muriera, y de enojo no estuvo a dos dedos a no tener por qué callar de decir mis sisas.
Los dos maridos, vista la hazaña, Y el peligro presente de sus vidas, Metidos en furor y cruda saña, Con voces y palabras doloridas. Que cese, piden ambos, la maraña: Por los padrinos fueron despartidas, Y dándoles del vino y del brevage, Cesó la diferencia y el corage.
Tu madre puede morir sin haberte visto y tú mismo puedes desaparecer. Además es imposible que establezcamos las verdaderas responsabilidades y que desembrollemos la maraña de pruebas enredada al rededor de tu cabeza, si no estás á nuestro lado para trabajar y guiarnos. La obra emprendida será lenta y más lenta todavía la justicia. Hay que obrar y adelantarnos á ella atrevidamente.
La fachada luce hojarascas y filigranas del Renacimiento; la torre, cuadrilátera, se perfila con su chapitel puntiagudo y gris en la diafanidad del cielo azul... La maraña de las callejuelas blancas continúa.
Era una confusa maraña de brazos nervudos y desnudos saliendo del agua para sostener al santo; un pólipo humano que parecía flotar en la roja corriente sosteniendo la imagen sobre sus lomos. Detrás iban el cura y los mandones a horcajadas sobre algunos entusiastas que para mayor lustre de la fiesta, se prestaban a hacer de caballerías, llevando ante las narices el cirio, de los jinetes.
Dasele dia, y llegando el punto, hallan el conclave bastecido de electores: por alegar el Autor no poderse determinar á recibir nada sin el parecer de los compañeros. Comienza, pues, el pobre corderillo á recitar su maraña en medio de tanto lobo.
Palabra del Dia
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