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Actualizado: 21 de junio de 2025
Así es que inmediatamente quedaron desencantados los tres mancebos. La China y la Tartaria fueron dichosas bajo el cetro del Príncipe. La Princesa y sus amigas lo fueron más aún casadas con aquellos hombres tan lindos. El Rey Venturoso abdicó, y se fue a vivir a la corte de su yerno, que estaba en Pekín.
En el mes de Enero fueron ejecutados los siete mancebos en la Plaza de San Francisco, escribiendo D. Diego Ignacio de Góngora en el manuscrito que está en la Colombina, estas palabras sobre el suceso, que no creo se pondrán en duda: «Este hecho lo referían así mis padres y mayores que lo vieron: y decían que había causado mucha lástima y compasión en Sevilla, porque la poca edad de los supliciados daba prueba manifiesta del ningún fundamento y sustancia del delito y de la acusación.
A poco rato vio la lavandera que del seno diáfano del agua salían tres mancebos tan lindos, bien formados y blancos, que parecían estatuas peregrinas hechas por mano maestra, con mármol teñido de rosas.
En el fondo de todos los corazones hay siempre unos granitos de odio para el que tiene mucho dinero. Corrió por el paseo la voz, y al día siguiente se presentaron en el café de Marañón más de cincuenta mancebos.
Además, como los mancebos más acomodados del pueblo deseaban casarse con Carmen, y sólo los contenía para hacer sus propuestas el miedo que tenían a Pablo, cuyo valor era conocido y cuya desesperación le hacía capaz de cualquiera locura, se hacía urgente tomar una providencia para desembarazarse de un sujeto tan pernicioso.
Y estando todos cuatro ansí juntos, los mancebos holgaron de que Inca Yupanqui les dijese aquello, é diéronle palabra de hacer lo que él hiciese; y siendo todos cuatro de una opinion y parescer, Viracocha Inca salia ya de la ciudad para su peñol llevando consigo la gente del Cuzco, y la más de los comarcanos que pudo llevar consigo.
Sabía a dónde había dirigido su vuelo aquella mujer peligrosa, y lo decía a todos. Volvía a Italia. El mismo había facturado para la frontera todo el equipaje grueso, mundos enormes como casas, cajones donde podía ocultarse cómodamente él con sus pelados mancebos. Y las mujeres, oyéndole, celebraban aquella huida como si las librase de un gran peligro. ¡Vaya bendita de Dios!
Mendieta sale al punto como fuego, Y cuando nuestro Sierra no se cata, De la iglesia le sacan sin recelo, Sin dejarle llegar los pies al suelo. Como sacan del templo consagrado A Sierra con aquella pesadumbre, El pueblo todo junto alborotado Acude, y de mancebos muchedumbre.
Los cinco mancebos son hijos de su ciencia condenada. ¡Arreniégola! ¡Arreniégola!....De la su mano derecha a cada cual dióle un dedo con su uña, para que rabuñasen en el corazón de mi hermano el señor mayorazgo.
Sin embargo, alguna vez, en son de broma, había tratado de sacarle del cuerpo sus secretillos. Sabía que tres o cuatro mancebos de la población aspiraban a su mano. A alguno de ellos le había sorprendido más de una vez paseando la calle. En el teatro la flechaban con los gemelos.
Palabra del Dia
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