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Actualizado: 14 de junio de 2025


Esta malevolencia creció después, cuando subió al trono de los reyes cristianísimos el hugonote Enrique IV, y cuando sus sucesores favorecieron á los protestantes en Alemania y los Países Bajos . Así se explica que los españoles del siglo XVII, ó hasta la caída de la dinastía austriaca, ignorasen del todo la poesía que floreció en los reinados de Luis XIII y XIV, y que, al contrario, tomase tanto de la española la literatura francesa .

Esta mofa era fácilmente excitada y se manifestaba por un movimiento del labio, apenas perceptible, y sin embargo, intensamente expresivo. No había en ella nada de malevolencia, pero mucho sarcasmo». Sábese, pues, que aquella alma potente y extraña estaba encerrada en hermoso vaso.

Me era imposible saber con precisión qué giro daría á su malevolencia, pero la conocía lo bastante para estar seguro que no se engañaría en la elección de los medios. Conocía mejor que nadie los puntos débiles de las imaginaciones que trataba de herir.

La Duquesa arregló sus ajadas plumas con cansada coquetería; la madre Shipton miró de reojo con malevolencia a la posesora de El Cinco, y el tío Billy no perdonó a ninguno de la partida con sus diatribas.

Y otras veces: La mujer del carretero, una verdadera chismosa. La granjera del Quejigal, una ricacha, pero más mala que un dolor... La huérfana sentía pesar sobre ella todas aquellas miradas inquisitoriales que investigaban su sencillo traje, inventariaban su pobre mueblaje y observaban sus menores gestos con la astuta malevolencia de los rurales para con «los de la ciudad».

Nuestros Misioneros habían usado de muchos y eficacísimos medios para apagar toda malevolencia y odio entre las dos naciones y reducirlos á su antigua amistad, pero todo había sido en vano.

Esto se contaba del célebre fabricante de sedas; pero aunque en ello entrase en gran parte la exagerada malevolencia de sus enemigos, lo cierto era que don Manuel, con el producto de sus doscientos telares siempre en actividad y los caritativos auxilios que prestaba desde el Banco de San Juan, iba formándose una fortuna, cuya cifra, por ser desconocida, rodeaba a su poseedor de cierto prestigio misterioso.

Pero con el transcurso de los años de trabajos, de meditación y de obras de caridad que constituyeron la vida de Ester, la letra escarlata cesó de ser un estigma que atraía la malevolencia y el sarcasmo del mundo, y se convirtió en un emblema de algo que producía tristeza, que se miraba con cierto asombro temeroso y sin embargo con reverencia.

Aunque de suyo confiado, creía notar el capellán que le espiaban. ¿Quién? Todo el mundo: Primitivo, Sabel, la vieja bruja, los criados. Como sentimos de noche, sin verla, la niebla húmeda que nos penetra y envuelve, así sentía Julián la desconfianza, la malevolencia, la sospecha, la odiosidad que iba espesándose en torno suyo. Era cosa indefinible, pero patente.

Y la lógica mas elemental le hace comprender al pueblo que lo que se deja de hacer, ó está mal hecho, en cualquier asunto de interes social, tiene que ser atribuido á la incapacidad, la malevolencia, el egoísmo ó la avaricia del mismo gobierno. Confieso que los seis ó siete labriegos castellanos me hicieron el servicio, sin intencion, enseñarme algunas verdades ó confirmarme en ellas.

Palabra del Dia

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