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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Pocos meses después, cuando se vió forzado a cerrar la fábrica de hielo y despedir a los obreros, acordóse de las marismas y habló de ellas a don Rosendo Belinchón, a don Feliciano Gómez y a dos indianos más para que le ayudasen en su magna empresa. Replicaron ellos que era necesario verlas, y concertóse la excursión.
En este momento debemos solo pensar en la obra magna, la única digna; la de hacer la independencia».
Pero César no escribía, dictaba, y sin duda por esto, los más de ellos me tomaron como secretario, confiándome sus hechos heroicos para que los realzase con la música de mi estilo. Además, cobraba todos los meses una subvención en cada uno de los diversos ministerios, para tomar fuerzas y poder llevar adelante la magna y voluminosa obra que estaba escribiendo sobre la revolución triunfante.
»Fuerunt et sunt alii Comici, in quibus magnae hujus generis dotes relucent. Ego nomino, quos puer cognovi, nam a juventute excedi ab Hispania jussus, comedias audire non potui.»Quia magna interdum ingenia pereunt in aratro, quae si colerentur, possent patriae et scholae servire, hunc casum addo. Musica fuit expectatione melior, et omnia urbano potius quam pagano ritu agebantur.
En 1899 se asoció con Bartolito Mitre para fundar una revista ilustrada, que llegó a ser la popularísima Caras y Caretas, hoy convertida en magna empresa que coopera al desenvolvimiento de las artes y las letras. Su obra propiamente literaria consta de cinco libros, en los que supo sacar partido de sus cualidades de observador y de su estilo lleno de gracia picaresca.
La magna cuestión de la herencia los unía momentáneamente. Clementina visitaba mañana y tarde a su padre. Osorio también iba con frecuencia al palacio de Requena. Uno y otro prodigaban al viejo mil atenciones, compadecían su soledad, le mimaban. Había en su comportamiento cierta familiaridad afectuosa que cuadraba muy bien a unos hijos que van a proteger la venerable ancianidad de un padre.
Hablaron largo rato de cosas de la vida, de viajes, de caza, de enfermedades, y sin saber cómo pararon en la cuestión magna del día, a saber, que el Rey no se moría tan presto como algunos pillos quisieran, que se había decidido jurar solemnemente a Isabelita como heredera del trono, y que el buenazo de D. Carlos se marchaba a Portugal.
La gran dama, que en Of, Tebas o Dióspolis Magna, se enamoró del hijo predilecto de Jacob, debió ser hermosísima; sólo así se concibe que asegure el Santo ser mayor prodigio el que Josef no ardiera, que el que los tres mancebos, que hizo poner Nabucodonosor en el horno candente, no se redujesen a cenizas.
Llevóse en procesion general al campo de la Verdad, conduciéndola en medio del cabildo los capellanes de la veintena en andas, á que seguia el prelado D. Martin de Barcía de capa magna, y cerraba la ciudad.
Verdad que todos estamos condenados a morir, y no es chico mal la muerte, sobre todo cuando se la contempla desde la cumbre de la vida, en el pleno goce de la mocedad y del brío sano de nuestra primavera; pero en circunstancias normales, en la vida burguesa, ordenada y política que hoy se vive, es difícil, cuando no imposible, que aparezca o se dé en cualquier sujeto un caso de heroísmo, de sufrimiento extraordinario, de entereza sublime o de otra virtud magna y pasmosa, sin que aparezca o se dé, como motivo u ocasión, en otro sujeto o en varios, un caso de vicio o de maldad o de fiereza no menos fuera de todo término razonable.
Palabra del Dia
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