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Actualizado: 11 de noviembre de 2025
Después probó añadir dos letras, luego tres, y más aún, con el fin de descubrir la clave, pero, como ya me había sucedido antes a mí, su trabajo fue enteramente perdido.
Le respondí, que en efecto la carrera de las letras me agradaba más; que desde pequeño soñaba yo con ser sacerdote, y que si no hubiese tenido la desgracia de quedar huérfano de padre y madre en España, habría quizás logrado los medios de alcanzar allá la realización de mis deseos.
Sin embargo, puso a un lado los bizcochos y se sentó distraídamente triste e inconsciente del bien que pudieran hacerle los bizcochos, las letras y hasta la bondad de Dolly. ¡Ah! Si hay un bien en algo, lo necesitamos repitió Dolly, que no abandonaba fácilmente una frase útil.
Otro que tal debió ser el que casó en Lima al platero Román, sólo que cambió de frenos y dijo a la mujer: Ahí tienes ese marido: trátalo como a buey al yugo uncido y procura que se ahorque de aburrido. Viven aún personas que conocieron y trataron al platero, a quien llamaremos Román; pues causa existe para no estampar en letras de molde su nombre verdadero.
D. Fernando Afán de Ribera Henríquez, Duque de Alcalá «Non tantum eruditioni evasit præstans atque adeo eruditorum verus alta Mæcenas.» Fué en tanto grado aficionado á las Letras, que no tenia rato en el tiempo que vacaba á los negocios públicos, en que el ocuparon los Sres.
Cuando se consigue eso, la solución es fácil. Se arreglan las cartas en el orden que estuvieron cuando fueron escritas, y tomando una letra de cada carta sucesiva, se deletrea el enigma, leyendo hasta abajo una columna tras otra y pasando por alto las letras colocadas en el lugar de los espacios. ¡Ah! exclamé ansiosamente. ¡Cuánto deseo conocer la clave!
12 Y le llegaron letras del profeta Elías, que decían así: El SE
Dos cartelones de oro viejo, con letras góticas adosadas a las pilastras, anunciaban que estaba excomulgado quien hablase en alta voz o hiciese señas en el templo. Pero esta amenaza de siglos anteriores no impresionaba a las escasas gentes que acudían a las vísperas y charlaban tras una pilastra con los servidores de la catedral.
A los bailes concurría todo Madrid, lo más cogolludo y rechispeante de la aristocracia, de la banca, de la política, de las artes y de las letras.
Y, entre las que he dicho, dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados.
Palabra del Dia
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