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Actualizado: 14 de junio de 2025


Lo que más irritaba á Tchernoff era la enseñanza inmoral nacida de esta situación y que había acabado por apoderarse del mundo: la glorificación de la fuerza, la santificación del éxito, el triunfo del materialismo, el respeto al hecho consumado, la mofa de los más nobles sentimientos, como si fuesen simples frases sonoras y ridículas, el trastorno de los valores morales, una filosofía de bandidos que pretendía ser la última palabra del progreso y no era mas que la vuelta al despotismo, la violencia, la barbarie de las épocas más primitivas de la Historia.

Brillante, muy brillante, muy reluciente, muy bonito, muy fascinador, todo lo que se quiera; pero inmoral; tan inmoral, que ha logrado el prodigio de civilizar la inmoralidad; el prodigio asombroso de hacer de la inmoralidad una cultura célebre. Esto dice á Paris y al señor novelista Dumas, un infeliz cafre de allende el Pirineo. Si eso es civilizacion, quiero que mi país sea salvaje.

Mire usted dijo Pinilla al Doctrino, continuando la conversación interrumpida, ese Bozmediano es además un hombre inmoral, de detestable conducta; un libertino, como lo fué su padre, escándalo de la corte de Carlos III. Lázaro prestó mucha atención.

Yo no entraré en la escabrosísima cuestión ética de si puede o no tenerse por cosa inmoral la representación artística de vicios y torpezas hediondas, cuando esto se hace, no con el fin de enaltecerlos, sino con el de clavarlos en la picota. La intención social del autor puede ser sanísima, y de esto no disputo.

Al principio se difundió tanto la idea de que Juana había llevado su complacencia inmoral hasta ser tercera de su hija, que la llamaban menos para trabajar en las casas principales por el temor de que fuese ella la propia Celestina resucitada y tratara de pervertir a las Melibeas de dichas casas. No obstante, y como ya he dicho, aquella malísima situación se fue poco a poco suavizando.

Poco importa que allá en sus altas teorías, la honradez, la lealtad y la sinceridad sean palabras destituidas de sentido, puesto que nada significan ni pueden significar, en no admitiendo un órden moral; el filósofo arrostra sin vacilar una inconsecuencia, ó mejor diremos, ni aun repara en ella: las ideas y sentimientos morales se agitan en su alma desde el momento que se le llama inmoral: deja de ser sofista y vuelve á ser hombre.

Palabra del Dia

rigoleto

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