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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Es usted un hombre incomparable, señor don Santiago; y yo nunca pagaré bastante a nuestro amigo el señor Guzmán el favor de habérmele dado a conocer. No haga la señora marquesa, a fuerza de elogios, que tenga yo que echarlos a mala parte. Estoy acostumbrado a mucho menos. Pues no le dan a usted lo que merece; y le juro que no le digo más que lo que siento.
Su adoración, su entusiasmo por la lengua y la literatura de Castilla, corren parejas con el conocimiento que de ellas tiene, cuya extensión no pondero, pero cuya intensidad es incomparable. Nadie con más fervor ni con más tino que Montalvo elogia, en mi sentir, la lengua castellana y las obras maestras que en esta lengua se han escrito.
Maximiliano contemplaba como un bobo aquellos ojos, aquel entrecejo incomparable y aquella nariz perfecta, y habría dado algo de mucho precio porque ella se hubiese dignado mirarle de otra manera que como se mira a los bichos raros. «¡Qué lástima que no sea honrada! pensaba . Y quién sabe si lo será, quiero decir que conserve la honradez del alma en medio de...».
A proa, cantan los marineros; a popa, aislados, algunos hombres que piensan, sufren y recuerdan, hablando con la noche, fijos los ojos en el espacio abierto, y siguiendo sin conciencia el arco maravilloso de un meteoro de incomparable brillo que, a lo lejos, parece sumergirse en las calladas aguas del Océano.
Estaba terminando de almorzar, cuando su ayuda de cámara anunció con tono ceremonioso: «El señor profesor Novoa.» Presintiendo Miguel algo muy interesante para él, recibió al español con una efusión extraordinaria nunca vista por Toledo. ¡Incomparable Novoa! ¿De veras que había almorzado ya? ¡El buen orden de los solitarios de Mónaco!... Entonces, tomaría café con él.
Aquello es una inmensa ola de sarmientos que las brisas encrespan, y cuyo verde claro hace el mas gracioso juego con el azul turquí resplandeciente del lago y las lejanas tintas oscuras de las montañas. Es imposible no sentirse profundamente seducido por los encantos de ese incomparable panorama, lleno de risueña poesía, de promesas de amor y dulce movilidad en su conjunto y sus pormenores.
No hay, en cuanto de su teatro ha llegado a nosotros, ninguna comedia, por bellísima que sea, que podamos llamar perfecta. Aquí como allí, los detalles son superiores al conjunto, por bello que éste sea. Muy agudamente hizo ya observar Grillparzer que lo excelente e incomparable de Lope no suele estar en los temas capitales, sino en cosas accesorias.
Parece como que saben perfectamente que en aquel país nadie se libra á la pesca; que en el sitio de combate, donde lo que preocupa al marinero es la dirección y salvamento de su embarcación, nadie hace caso de lo que puede valer el aceite de un marsuino. Añadid á esa alegría de las aguas la preciosa é incomparable armonía de ambas riberas.
Algunos de éstos, compuestos en su mayor parte para celebrar el nacimiento del Señor, como Los autos de la Sibila, Casandra y el de Los cuatro tiempos, son de una gracia incomparable, natural y sencillo su estilo popular, y penetran hasta el corazón por su unción religiosa y su infantil piedad, aunque en general haya todavía en ellos muy poco, que merezca la calificación de dramático.
La que hoy empieza a ocuparme es mi Susana, belleza de otro género, pero belleza incomparable que llamo la atención de toda la sociedad de Chambery y de la juventud de Piamonte, donde me la llevé cuando fuimos a acompañar a su hermana para el casamiento. No se oían más que elogios para ella, pero es tan cándida y sencilla, que no se preocupa lo más mínimo de su belleza.
Palabra del Dia
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