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Que si lo estuvieron antes Esas dos almas amantes Hoy forman una no mas. ¡Adios, adios! si el ruego del que adora Llega al oido que mi voz implora, Tu nombre subirá al trono de Dios, Y en alas de los ángeles llevado Mientras al cielo suba atribulado, Murmuraré en la tierra ¡adios, adios!

Vio a Wotan, el dios majestuoso y débil, forzado a castigar con momentánea cólera a la hija desobediente. «Padre implora sollozando la walkyria , ya que me has excluido de la raza de los dioses y como débil mujer he de dormir sobre esa roca hasta que el primero que pase se apodere de mi virginidad, ¡que no sea yo la esposa de un débil mortal, de un cobarde!... Evítame esa afrenta... Si en los brazos de un hombre he de caer esclava, haz que la llama surja en torno de al eco de tu palabra; rodéame de un baluarte de fuego, para que sólo un héroe de corazón firme y fuerte, valiente como un dios, pueda despertarme y hacerme suya

No sólo hay servilismo en política; hay servilismo tambien en conducta, y esas limosnas que el pueblo español recibe de Francia; esas caridades que le implora, cuando tantas podria hacer, cuando tantas ha hecho á esa misma nacion que nos manda hoy con sus monerías; esas limosnas vergonzantes que á Francia pide, es un servilismo de nuestra época; y no solamente es un servilismo, sino una sandez. ¿Qué se diria del que fuese á buscar falsas doraduras á país extraño, olvidando el oro, el oro fino, que tiene en su país?

Debe ser humilde, puesto que implora, y altivo también, puesto que es fuerte. No veo en el señor Lautrec ni esa humilde ternura ni ese robusto orgullo. Y, en todo caso, no soy yo quien podría inspirárselos. Me parece muy fascinado por la bellísima Luciana, que es tan a propósito para gustarle. Hay, ciertamente, entre ellos un atractivo. Borremos, pues, de la lista, a don Gerardo Lautrec.

Ella miró a Lázaro como quien, sin confesar su pena, implora alivio a su dolor, y él, juntas y caídas las manos que sujetaban el libro, se abismó en la contemplación de aquella mujer que mendigaba un apoyo o un consejo del único ser que no podía dárselo, y a quien era crueldad exigírselo.