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Actualizado: 10 de octubre de 2025
Si la proposicion fuese: un hombre no puede ser ignorante é instruido; entonces la condicion al mismo tiempo debiera añadirse, porque no dándose preferencia á ningun predicado con respecto al otro, se indicaria el motivo de la repugnancia, que es de predicado á predicado y no de predicado á sujeto.
El pueblo le presta homenaje, y un capitán termina el drama, pronunciando estas palabras: Y aquí acaba la comedia Del docto ignorante Enrique, Y muerte de Ana Bolena. La aurora en Copacavana . En este drama, cuyo título significa la salida del sol del cristianismo, en el Perú, ha hecho el poeta rico alarde de su brillante fantasía.
Cacambo dió parte de su curiosidad á su huésped, y este le dixo: Yo soy un ignorante, y no me arrepiento de serlo; pero en el pueblo tenemos á un anciano retirado de la corte, que es el sugeto mas docto del reyno, y que mas gusta de comunicar con los otros lo que sabe. Dicho esto, llevó á Cacambo á casa del anciano. Candido representaba la segunda persona, y acompañaba á su criado.
Compostela es pueblo en que nadie quiere pasar por ignorante, y comprendía el señorito cuánto se mofarían de él y qué chacota se le preparaba, si se averiguase con certeza que no estaba fuerte en ortografía ni en otras ías nombradas allí a menudo.
La primera es algunas palabras que he leído en el prólogo; la otra, que el lenguaje es aragonés, porque tal vez escribe sin artículos, y la tercera, que más le confirma por ignorante, es que yerra y se desvía de la verdad en lo más principal de la historia; porque aquí dice que la mujer de Sancho Panza mi escudero se llama Mari Gutiérrez, y no llama tal, sino Teresa Panza; y quien en esta parte tan principal yerra, bien se podrá temer que yerra en todas las demás de la historia.
Esta evocación hacía recordar a muchos el lugar donde estaban. Aquel hotel lujoso, con su música, sus tropas de sirvientes y sus salones, no era más que una caja flotante y bien acondicionada, debajo de la cual seguía latiendo la vida feroz y ciega, ignorante de la justicia y de la misericordia, lo mismo que en los primeros días del planeta.
De buena gana le habría dado un palo. ¿Cómo había de hacerse cargo aquel vagabundo de la razón con que la infeliz mujer se quejaba de su suerte? ¿Quién, sino ella, comprendería el desamparo de su señora, de su amiga, de su hermana, y la noche de ansiedad que pasaría, ignorante de lo que pasaba?
Sobrados pleytos tengo sin esos que fallar. Mas me hubieran agradado sus obras filosóficas; pero quando he visto que de todo dudaba, he inferido que lo mismo sabia yo que él, y que para ser ignorante á nadie necesitaba. ¡Hola! ochenta tomos de la academia de ciencias; algo bueno podrá haber en ellos, exclamó Martin.
En lo otro de la clavija que vuestra merced dice del conde Pierres, y que está junto a la silla de Babieca en la armería de los reyes, confieso mi pecado; que soy tan ignorante, o tan corto de vista, que, aunque he visto la silla, no he echado de ver la clavija, y más siendo tan grande como vuestra merced ha dicho.
Y valer, en aquellas ocasiones, significaba ser cualquier cosa, menos hombre indigestamente grave, corto de genio, feo sin gracia, ignorante sin osadía, galán ruboroso..., y así por el estilo; porque allí, hasta el saber macizo y serio había de derramarse en dosis muy concentradas y con mucha sal y pimienta: todo menos la pesadez y la petulancia.
Palabra del Dia
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