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Actualizado: 24 de julio de 2025


Era precisamente un martes, día de amasar en la granja. La cocina, desde por la mañana, estaba hecha un ascua de oro; Duchêne, el viejo aperador, en mangas de camisa y con su gorro de algodón metido hasta las orejas, sacaba del horno innumerables panecillos, cuyo buen olor llenaba toda la casa. Anita los tomaba e iba apilándolos en un rincón del hogar.

No vio nada en el horno: habrían huido, y cuando él iba a escapar también, se abrió la puerta de la barraca y salió Pepeta en enaguas, con un candil. La había despertado el trabucazo y salía impulsada por el miedo, temiendo por su marido que estaba fuera de casa. La roja luz del candil, con sus azorados movimientos, llegó hasta la boca del horno.

Se coloca el plato en el horno a fuego moderado; diez y ocho o veinte minutos bastan. Servirlo en el mismo plato.

Después se toma una cucharada de pasta y se fríe en aceite muy caliente. TORRIJAS. Se cortan a rebanadas unos panecillos, se empapan bien en leche y se dejan reposar; después se rebozan en huevo batido y se fríen; al servirlas se espolvorean con azúcar y canela; también se ponen en una fuente al horno, echándoles, en lugar de azúcar, agua y miel de abejas por partes iguales.

Sin embargo de inundarse todo aquel espacio, hay en él algunas arboledas de árboles muy altos, cuyos troncos se inundan hasta tres y cuatro varas en alto. Estos los fabrican de barro muy fuerte en lo alto de grandes árboles, con tal arte que queda como un horno al rededor de una de las ramas superiores, y tan bien construído, que no le pueden ofender las lluvias ni los vientos.

La gran dama, que en Of, Tebas o Dióspolis Magna, se enamoró del hijo predilecto de Jacob, debió ser hermosísima; sólo así se concibe que asegure el Santo ser mayor prodigio el que Josef no ardiera, que el que los tres mancebos, que hizo poner Nabucodonosor en el horno candente, no se redujesen a cenizas.

La fábrica de Sevres es en porcelana lo que los Gibelinos en tapices. El Japon es muy superior por lo precioso de la materia; pero no por lo hábil del trabajo. Bien, se dirá por alguno: ¿qué significa esa fábrica de Sevres? ¿Qué es? Un horno que funde jarrones, flores y vajillas para los reyes, para los grandes, para los ricos, una fábrica de preseas.

Pero á veces sopla el mistral, hace frío, y yo no comprendo cómo pueden vivir tan lozanos, tan frescos, todos esos árboles tropicales, todas esas plantas que nacieron en atmósferas de horno.

Cuando salió, dejando bien cerrada la barraca, vio a la luz de las estrellas, bajo la higuera, al fuerte vejete ocupado en ponerle el pistón al amigo. Le daría a Sènto la última lección, para que no errase el golpe. Apuntar bien a la boca del horno y tener calma. Cuando se inclinasen buscando el gato en el interior... ¡fuego! Era tan sencillo, que podía hacerlo un chico.

CAFARELES. Para estos pastelitos hay que hacer a mano todo el batido; se baten mucho una docena de huevos y se dejan de batir; se va incorporando medio kilo de azúcar; cuando se nota que está bien deshecho, se añade poco a poco medio kilo de aceite; después que todo esté bien mezclado se echa una gaseosa Armisén, primero el papel amarillo y después el blanco, y se ponen diez gramos de esencia de limón y seiscientos de harina, que se va uniendo despacito hasta que el batido quede muy esponjoso; se llenan de esta pasta unas cajitas de papel y se cuecen al horno; la cajita se llena hasta la mitad, porque crece mucho.

Palabra del Dia

godella

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