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Actualizado: 1 de mayo de 2025


Lo que van ustedes a oír, para que admiren los juicios de Dios y le bendigan por verme aquí salvo y libre; gracias a que tengo buenas piernas. La abuela y la madre se quedaron sobresaltadas al oír aquellas palabras que anunciaban graves acontecimientos. Cuenta, hombre, di, ¿qué ha sucedido? volvieron ambas a exclamar ; mira que tenemos el alma en un hilo.

Esta forma se la enseñó á los dialécticos la experiencia de lo que estaban viendo á cada paso; pues pudieron notar que en la práctica se omitia por superfluo el presentar por extenso todo el hilo del raciocinio.

Pasó por mi imaginación un personaje dramático. Con la vista fija en el chisporroteante fuego, pensaba para mis adentros cuál podría ser, esforzándome en seguir el hilo de mis memorias hacia el revuelto pasado, cuando una mujercita de tímido aspecto apareció en la puerta, y apoyándose pesadamente contra el marco, dijo con voz débil. ¡Marido!

CODORNICES CON HOJA DE PARRA. Después de preparadas y limpias, se les mete dentro un poco de tocino, una lonja de jamón y una ramita de perejil; se embadurnan bien con manteca, se envuelven en una hoja de parra, se atan y meten al horno; cuando están asadas se suelta el hilo, y se sirven cada una en su hoja.

Contigua á la alcoba del padre estaba la de los hijos, y en ésta el lecho de Valentín, que pasó la noche inquietísimo, sofocado, echando lumbre de su piel, los ojos atónitos y chispeantes, el habla insegura, las ideas desenhebradas, como cuentas de un rosario cuyo hilo se rompe.

Ya es tiempo de que trate de desenredar el hilo de mi existencia personal é íntima, perdido desde hace dos meses, en medio de las activas obligaciones de mi cargo.

Tan corto nos quedaba ya el hilo, que me parecía tener atados mis dos pies a una soga... ¡Y la Fatalidad tiraba de la soga para atrás!... Ya no veía sino un mar de luz... Y oía la luz... Y sentía mi cabeza llena de una luz que pesaba como plomo derretido...

Los combates, las emboscadas, los asaltos, los pisos que se hunden para sumirle a uno en profunda mazmorra, los fosos, los despeñaderos, etc., etc., son las únicas cosas que entusiasman a nuestro mosquito. En su concepto, no se puede vivir a gusto, sino con el alma en un hilo.

Cuando se quedaron solas otra vez, Mauricia dijo a su amiga: «Hay que tener contenta a esta tía chiflada, que es buena persona, y como le froten los muebles al hilo, la tienes partiendo un piñón». Mauricia tenía días.

Antes de tratar en particular de cada uno de los poetas dramáticos y de sus obras, expondremos algunas noticias sobre el estado de los teatros y sobre la historia externa del arte escénico, para seguir el hilo de nuestro interrumpido discurso.

Palabra del Dia

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