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De ninguna manera: ¿quién podrá disputarle á Dios, que inflamaba sus corazones y movia sus lenguas, el derecho de suscitar esos testigos heróicos de la verdad en los tiempos lastimosos en que reina y prevalece el error? Téngase por seguro que cuando la causa es de justicia y en favor de la verdad, la obra es de Dios, parezca lo que quiera.

Está agotado; y además, tenemos al clero y a los maestros de escuela sin pagar, medio siglo hace. Y a ¿qué me importa? Lo que usted debe tener presente es que mi recomendado es en su pueblo el mejor agente de la política del Gobierno; que es un incansable propagandista de ella, y que tal vez a sus esfuerzos heroicos debo yo mi elección.

Pero en fin, esos amores heroicos no carecen de ejemplos en el mundo, aunque el mundo no crea en ellos. El mundo no gusta de estos méritos que traspasan los límites comunes, que son los suyos. A más, los amores inocentes, son los que menos se ocultan; desdeñando la hipocresía, dan margen más fácilmente a la maledicencia.

Pasado algún tiempo, oyose reproducida a lo lejos la misma algazara en el techo. Parecía que reñían en la sombra de los pasillos los ejércitos de alimañas y que había retiradas tumultuosas, furibundas embestidas, victorias súbitas, heroicos choques y horribles desmayos.

El autor de la obra no se había andado con tafetanes, apelando muy á menudo á recursos heróicos. Tan luego como un diálogo se hacía difícil, un monólogo se agotaba, ó una escena no tenía fácil salida, el autor la encontraba bien sencilla en el momento, y al efecto se dió un caso en que la reina mora no sabiendo qué decir, roba en pleno consejo ante el mismísimo rey cristiano una princesa.

Pero a nuestro parecer, la nota más alta y original de su obra son, precisamente, estos cuentos, que constituyen la cristalización literaria en el sentido stendhaliano, de la California de los tiempos heroicos, de la tierra del oro, de la sangre y de las aventuras, que afortunadamente para la civilización pero quizá no para el arte, ha cedido ante otra California bucólica, comercial, donde se vive tan bien como en todas partes, y que el corte del istmo de Panamá acercará a Europa de unos veinte días.

Viendo, ora la hechicera boca de su amada, que aparecía y desaparecía, ora un mar de olas inverosímiles, flotas a la vela, abordajes heroicos, armas y banderas extrañas, fuese quedando dormido. Un ratón salió de la cueva y otros le siguieron. El número se acrecentaba sin cesar y todos devoraban con desconfiada premura las migajas caídas en torno de la mesa.