Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 2 de mayo de 2025
Son los Panurgo, los Hermanos Juan, los Rominagrobis, Picrochole, Bridoie, Janotus de Bragmardo; personajes esencialmente verdaderos, los que pasan cada día al alcance de nuestra mano, pero que sólo Rabelais ha sabido sorprender. Para encontrar un genio gemelo suyo hay que remontarse a Molière. Todo el mundo conoce a Tartufo; todo el mundo, o, poco menos, ha tenido tratos con Harpagón.
Sensibilidad, inteligencia, costumbres todo está caracterizado en el enorme pueblo por una radical ineptitud de selección, que mantiene, junto al orden mecánico de su actividad material y de su vida política, un profundo desorden en todo lo que pertenece al dominio de las facultades ideales. Fáciles son de seguir las manifestaciones de esa ineptitud, partiendo de las más exteriores y aparentes, para llegar después a otras más esenciales y más íntimas. Pródigo de sus riquezas porque en su codicia no entra, según acertadamente se ha dicho, ninguna parte de Harpagón , el norteamericano ha logrado adquirir con ellas, plenamente, la satisfacción y la vanidad de la magnificencia suntuaria, pero no ha logrado adquirir la nota escogida del buen gusto. El arte verdadero sólo ha podido existir, en tal ambiente, a título de rebelión individual.
El Euclion de Plauto o el Harpagon de Molière, tipos abstractos, creados para demostrar una máxima ética, están, con todo eso, más cerca de la vida que el personaje quevedesco, lo cual no quita nada a la excelencia de este último; antes, a mi entender, la aumenta.
Las funciones del agente son muy diversas: sucesivamente abogado, procurador, corredor, perito, intérprete, tenedor de libros, comisionista, escribiente de portal, es el maestro Yago de la colonia. Pero Harpagón no tenía más que uno, y la colonia tiene muchos más de los que ha menester. Sólo en Milianah se cuentan por docenas.
Y la voz cavernosa de «Nietzsche», el cuñado de Pueyo una especie de Harpagón , que interrumpe, con «ritornello» de «miserere». ¡Acabarán por arruinarte, Gregorio! ¡Acabarán por arruinarte! Barriobero acepta el encargo y los cuatro duros, y escribió la novela, interesante y «documentaria», como él dice.
Esta comedia fué calificada entre las obras mejores de este género del teatro español, en la época en que se creyó que la belleza y la cualidad principal de una buena comedia había de consistir en la censura acertada de ciertos vicios y flaquezas humanas: pero las ideas estéticas actuales, hoy más exigentes que entonces, no pueden confirmar ese juicio, celebrando á lo más la gracia de algunas situaciones y la elegancia de la locución: sólo el carácter del sórdido avaro Don Marcos, decuplicado Harpagón, puede mover disgusto.
Palabra del Dia
Otros Mirando