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Actualizado: 2 de mayo de 2025
Si ellos no quieren ayudarnos, nosotros debemos hacer las investigaciones por nuestra cuenta. El abogado se despidió de nosotros en la plaza Trafalgar, conviniendo en reunirse con nosotros en la de Grosvenor, después del funeral, para leer formalmente el testamento delante de la hija del muerto y de su compañera, la señora Percival.
Sin embargo, el hecho de encontrarse el enigma cifrado en su poder, era ciertamente algo más que extraño. ¿Suele usted ausentarse de su casa? le pregunté al fin, recordando cómo lo había conocido en la mesa de Blair, con motivo de la comida en su casa de la plaza Grosvenor, pero no muy satisfecho del descubrimiento de la carta con las curiosas inscripciones enigmáticas.
Después de hacerme una rápida toilette y cepillarme bien, porque estaba muy sucio y fatigado por el largo viaje, tomé un coche y me dirigí a la plaza Grosvenor, donde encontré a Mabel vestida delicadamente de negro, sentada leyendo en su confortable y bonita habitación particular, que su padre, dos años antes, la había hecho decorar y amueblar lujosamente y con todo gusto como su boudoir.
Ahora que con mejor luz podía ver bien sus facciones, no vacilé en confirmar mi anterior sospecha: era el mismo hombre que un año antes había conocido en la mesa de Burton Blair, en su mansión de la plaza Grosvenor. Recordaba muy bien la ocasión.
Continuó el besamanos y me saludaron también todos los miembros del cuerpo diplomático extranjero, entre ellos lord Tofán, el Embajador inglés, en cuyos salones de la Plaza Grosvenor de Londres, había bailado yo una docena de veces. A Dios gracias, el buen señor era medio cegato y no se dio por entendido.
Era evidente que había abrigado dudas sobre mi persona aquella noche de la comida en la plaza Grosvenor; por lo tanto, en las actuales circunstancias sus sospechas aumentarían, no había duda. ¿Lo encararía audazmente y de este modo le demostraría mi intrepidez, como también le haría saber que estaba al tanto de sus subterfugios? ¿O me retiraría y vigilaría sus movimientos?
Estaba escrita en inglés, fechada dieciocho días atrás en Londres, plaza Grosvenor, y decía lo siguiente: * «Me veré con usted, si en efecto lo desea. Llevaré los papeles y confiaré a usted la misión de emplear personas que sepan guardar silencio. Dirija su contestación a la dirección siguiente: Señor Juan Marshall. Birmingham.
Muchos hombres de la City están al tanto de la gran fortuna que ha venido a mis manos, y es probable que muchos de los que lean esta historia conozcan también la blanca fachada de una de las grandes mansiones de la plaza Grosvenor; pero, ciertamente, nadie conoce los extraños hechos que por primera vez he estampado en letras de molde.
Palabra del Dia
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