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Actualizado: 24 de junio de 2025
Todo indica allí la imposibilidad anterior de la fusion, y la existencia de una sociedad engendrada entre sangre y odios por el árabe conquistador en el seno de la goda vencida, y luego trastornada por la reaccion de los conquistados sobre los conquistadores.
Tambien tenian grandes cortinas las puertas de la basílica. Aunque las paredes de las naves solian estar desnudas de todo ornato artístico, sin embargo no es probable que esta desnudez fuese regla invariable en todas las iglesias de la España goda, erigidas por un pueblo tan sensible al halago de lo bello.
Asimiladas en cierta manera las dos arquitecturas árabe y goda en el siglo de Carlomagno por la visible inoculacion del gusto bizantino en ambas, empiezan á seguir una marcha divergente desde que acaba en Europa el influjo de la restauracion Carlovingia.
Rosas desciende de una familia perseguida por goda durante la revolución de la Independencia. Su educación doméstica se resiente de la dureza y terquedad de las antiguas costumbres señoriales.
Señores, vamos a ver el Panteón de los Reyes murmuró muy quedo el arqueólogo, que iba ya preparando sendos trocitos de su Vetusta Goda y de su Vetusta Cristiana.
Curiosidades de la ciudad. Habíamos andado hasta cerca de Santa-Elena, 210 kilómetros desde Madrid, y nos faltaban 218 para completar los 428 de la distancia entre Granada y Madrid. Pero ¡qué diferencia en el aspecto de las dos comarcas! Atras quedaba la raza goda, la sociedad castellana, genúina representante da la vieja España.
Sea diversa nuestra regla: creamos que donde hubo maestros para hombres tan insignes en letras y en virtudes como S. Eulogio y Paulo Alvaro, no pudieron faltar virtudes para proceder con conciencia pura, ni letras para obrar con pleno conocimiento de lo que permitia y vedaba la disciplina de la iglesia goda; tengamos por seguro que el clero de Córdoba fué siempre digno de la alta reputacion que supo granjearse en todas las épocas conocidas de nuestra historia sagrada, pues no haremos escesiva gracia al que en todos sus actos notorios procedió como santo, si en alguno de sus hechos ignorados le suponemos consecuente.
En las provincias de la Península que había recorrido hasta entonces, desoladas por la guerra civil, no había tenido ocasión de asistir a estas grandiosas fiestas nacionales y populares, en que se combinan los restos de la brillante y ligera estrategia morisca con la feroz intrepidez de la raza goda.
Pues era don Saturnino Bermúdez, doctor en teología, en ambos derechos, civil y canónico, licenciado en filosofía y letras y bachiller en ciencias: el autor ni más ni menos, de Vetusta Romana, Vetusta Goda, Vetusta Feudal, Vetusta Cristiana, y Vetusta Transformada, a tomo por Vetusta. Era él, que salía disfrazado de capa y sombrero flexible.
Aunque la arquitectura goda no pereció en España con la irrupcion sarracena, sin embargo, las construcciones de los primeros reyes de Asturias y Leon no podian menos de ser pobres y menesterosas, como lo era la misma monarquía; así que en los historiadores de aquellos tiempos, que nos han dejado noticia de nuestros templos y monasterios del siglo VIII, nada es mas comun que estas modestas descripciones: «de luto et latere» «de petra et luto opere parvo,» y otras semejantes.
Palabra del Dia
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