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Actualizado: 22 de mayo de 2025


«Algunos llaman á esto caballo de palo, y otros rocín de madera, y otros pájaro puerco, aunque yo le llamo pueblo y ciudad, mas no la de Dios que describió el glorioso Augustino. Porque no en ella templo sagrado ni casa de justicia, ni á los moradores se dice misa, ni los habitantes viven sujetos á la ley de razón.

Pero ¡canario! exclamó D. Juan; Marianito, ¿por qué no lo ha dicho usted, hombre? Entiendo muy bien, señor Cura, lo que usted quiere darme á entender con ese cuento, ó lo que sea; pero como ya á lo hecho pecho, quisiera saber si le parece á usted bien que fíe sólo mi justificación y defensa á la misericordia de Dios, procurando alcanzarla por la intercesión del glorioso San Isidro.

La lucha contínua, inteligente, trabajosa y perseverante, contra las costumbres depravadas y la barbarie de todos los estados y condiciones, es cabalmente el timbre mas glorioso de la Iglesia en España, y el testimonio mas inerrable de su divina institucion.

Uno de esos grandes artistas, de esos creadores, de esos personajes de la historia; uno de esos grandes obreros del gran taller, del taller cristiano, es el modesto, el retirado, el humilde, el glorioso Horacio Vernet.

Comunícase velozmente el mandato; pero ¿qué acontecimiento inesperado ha turbado de súbito al glorioso Amir?

Representaba él a don Fernando, el primer duque de Sandoval, fundador de la grandeza de su casa, en traje de gran maestre de la orden de Calatrava... Y, por súbita y peregrina ocurrencia, Pablo dirigió mentalmente a don Fernando, esta breve, pero sentida alocución: Ya ves. Llevo por ti, ¡oh mi glorioso abuelo! una vida lánguida y aburrida, una verdadera vida de sacrificio.

Estaba en el apogeo de su belleza, en el mejor y más glorioso momento de su mocedad briosa, y con la imaginación rica de ensueños y la voluntad movida y solevantada por poderosos impulsos de ternura.

El cabildo concedió á las casas de los señores de Alcaudete, de Aguilar, de Lucena y de Guadalcázar, del apellido de Córdoba, y á los descendientes de este glorioso tronco, la honrosa distincion del doble de la cepa, que consiste en hacer por ellos el doble ó toque de campanas con la principal de la torre, á la cual acompañan otras tres.

26 Si alguno piensa ser religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón, la religión del tal es vana. 1 Hermanos míos, no tengáis la fe de nuestro Señor Jesús, el Cristo glorioso, en acepción de personas.

Indudablemente no tenía bastante para tal compra. Luego, en otra tienda adquirió un cuchillo para Pepet, el más grande y pesado que encontró, un arma absurda, capaz de hacerle olvidar la de su glorioso abuelo.

Palabra del Dia

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