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Actualizado: 30 de junio de 2025
El galeno dábase palmadas en la ancha frente, indignado contra sí mismo por su torpeza. ¿Cómo no lo había conocido antes? ¿De qué otra cosa podía provenir aquella tendencia inflamatoria y pletórica tan común entre los monjes? No le quedaba duda: del vino. Además de ser generoso y añejo, lo bebían á todo pasto, en anchos y profundos tazones, á gaznate abierto y codo levantado, sin regla ni medida.
GALENO no supo evitarlo, y estoy cierto que en algunos capítulos y tratados pudieran quitarse muchas cosas sin hacer falta. En FORESTO, y ETMULLERO es comunísimo este vicio; y aun en HOFFMAN se hallan razonamientos muy inútiles y prefaciones molestas, que conducen muy poco, ó nada al principal asunto.
De uno y otro he visto exemplares en mi práctica de la Medicina, y de ambas cosas habló muy concertadamente GALENO, y despues otros Autores.
Y no sé cuántos más, entre quienes figuraba el dueño de la botica, el invariable don Procopio, jugador desenfrenado, que había convertido aquel templo de Galeno en un santuario de Birján. Solíamos ver allí al P. Solís. Venía de tarde en tarde, a la hora en que había menos tertulios; se leía de cabo a rabo los periódicos, y luego... ¡a charlar con Sarmiento y con Venegas!
En La octava maravilla se nos presenta un Rey de Bengala, dedicado al estudio de Hipócrates y Galeno, que excitado por las pomposas descripciones, que le hace un arquitecto español de la geografía de España y de la genealogía de sus familias más distinguidas, se resuelve á visitar á la Península, y después de naufragar en las islas Canarias llega á Sevilla, en donde finge ser un criado y se enamora de una beldad sevillana, convirtiéndose al cristianismo y regresando después á su reino para propagar en él su religión.
Todo Villaverde sabe que hace quince días vieron salir, camino de Santa Clara, al ex-covachuelista de Castro Pérez, jinete en un corcel brioso, hecho un caballero andante. ¡Vaya! Dejó la pluma por la reata.... Venegas y Ocaña coreaban con ruidosas carcajadas las bromas del imberbe galeno, y Ricardo seguía abismado en la lectura. Después me hablaron de Gabriela.
El puente de Isabel II. Destrozos originados por un tifón. Un diminuto Galeno. Los sobanderos. El mediquillo herborista. Cómica gravedad. Pseudo enterradores. Recetario. Su copia. Autógrafo inapreciable. Descanso.
Palabra del Dia
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