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Actualizado: 6 de junio de 2025


Tirso había cubierto los cristales de la ventana que daba al patio con pedacitos de papeles de colores chillones, casados con muy mal gusto y formando caprichosas figuras geométricas. La luz del sol, teñida y desvirtuada por el improvisado trasparente, daba al cuarto una entonación abigarrada. Aquello parecía la caricatura de una vidriera gótica.

La catedral de Basilea, situada en la plaza del Mercado, merece visitarse bajo diferentes aspectos. Su arquitectura es gótica, y por lo tanto notable y digna de verse. Consta de tres naves: en su sacristía actual, se celebró el famoso concilio, en el cual fué destronado el papa Eugenio IV. La tumba del famoso filósofo Erasmo, autor del Elogio de la Locura, se encuentra dentro de la misma iglesia.

Cancionero de todas las obras de Juan del Encina. En Salamanca 29 de junio de 1496, fol. letra gótica. Las ediciones posteriores, son: la de Burgos, 1505; la de Salamanca, por Han-Gysser, 1509, y las de Zaragoza de 1512 y 1516.

Por encima del arrabal aparecía aún, más allá del caserío confuso que el tren dejaba atrás, la llanura de sombra violácea; y una iglesia lejana se diseñó como una miniatura gótica estampada en el cielo pálido; Adriana creyó oír algunos toques de la campana, llegando hasta ella en una vibración imperceptible, moribunda, y sin embargo penetrante en su música como una dulcísima queja.

Estaba indignado, al parecer, y su indignación la comunicaba de grado o por fuerza a los Infanzones. Señores exclamaba ya lo ven ustedes: esta capilla es el lunar, el feo lunar, el borrón diré mejor, de esta joya gótica.

Pero sin arbotantes, la bóveda gótica espaciosa no es posible, porque los pilares sobre que arranca no tienen fortaleza bastante para contrarestar los empujes oblicuos; y sin embargo, el arquitecto que habia trazado la obra de la catedral nueva de Córdoba se habia propuesto en un temerario alarde de su ciencia, levantar sin arbotantes á mas de ochenta y ocho piés de altura bóvedas por arista de cincuenta piés de vuelo.

Por cada calle que se recorre, el pié tropieza con algo que parece ser un pedazo del cadáver colosal de Roma. Donde quiera se ve alguna inscripcion romana, byzantina ó gótica, grabada en alguna lápida que un albañil iliterato ajustó de lado ó á la inversa en el muro remendado de alguna casa de menguado aspecto.

Ese interesante monumento data del siglo XV y muestra las tendencias de trasformacion ó transicion hácia el Renacimiento que dominaron generalmente en la arquitectura gótica de ese tiempo.

Comenzó cuando la arquitectura gótica era todavía considerada como característica de los edificios religiosos, y para las demas construcciones estaba ya admitido en toda la Europa culta el nuevo estilo italiano conocido con el nombre de Renacimiento.

Aquí, casi bajo mis plantas, la ciudad romana y gótica, triste, sucia, sombría, en laberinto inexplicable, pero llena de misterio, de tradiciones y monumentos típicos.

Palabra del Dia

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