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Actualizado: 16 de octubre de 2025


Nada parece menos cierto a la hora de la fractura digital entre ricos y pobres, entre zonas rurales y zonas urbanas, entre regiones favorecidas y regiones desfavorecidas, entre el hemisferio norte y el hemisferio sur, entre países desarrollados y países en desarrollo. Pero ¿no será acaso una utopía pedir la aplicación de una ley como ésta en una sociedad de consumo como la nuestra?"

Sin aliento yacía en tierra la víctima, recogiendo sus faldas y sacudiéndoles la tierra, tentándose en partes diversas para ver si tenía sangre, fractura o contusión grave, mientras la Sanguijuelera, respirando como un fuelle en plena actividad, arrojaba los vencedores pedazos de caña y alargaba su mano generosa a la víctima para ayudarla a levantarse.

Hay fractura que ha separado, de la base al remate, toda una peña de trescientos metros de altura; á ambos lados suben hasta el cielo las verticales paredes; apenas penetra la luz en el fondo del abismo, y el agua que lo llena, descendida de las nevadas alturas, sólo refleja la claridad de arriba en el hervor de sus corrientes y en los saltos de sus cascadas.

¡Infierno! ¿es que la desgraciada se ha vuelto loca? exclamó el gitano, y quiso tomar una mano de la joven, pero este movimiento le arrancó un grito penetrante. Su fractura era viva y sangrienta. De pronto se oyó un ruido, al principio sordo y confuso, en la dirección de la puerta del jardín.

Colocaba la hora de la justicia en la terminación de la guerra, y mientras tanto, era él quien terminaba, desapareciendo con todos sus escrúpulos de razonador lento y disciplinado. Esta noche no durmió. Temblaban las paredes del pabellón, se movían los vidrios con crujidos de fractura, suspiraban inquietas las dos mujeres en la pieza inmediata.

Un entusiasmo juvenil le acompañó en esta nueva existencia de placeres urbanos, hasta que, al descubrir la segunda vida que llevaba la alemana en sus ausencias y cómo reía de él con los parásitos de su séquito, montó en cólera, despidiéndose para siempre, con acompañamiento de golpes y fractura de muebles.

A todo esto la muñeca seguía en el suelo inmóvil también, pero sin mostrar en modo alguno sorpresa, pesar, terror, ni siquiera vergüenza de su situación poco decorosa. Me apresuré a levantarla, cogiéndola, si mal no recuerdo, por una pierna, y me informé minuciosamente de si había padecido alguna fractura u otra herida grave. No tenía más que leves contusiones.

Palabra del Dia

vejigatorio

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