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Actualizado: 9 de junio de 2025


Después, como sufriese demasiado, temiendo que sus negros pensamientos acabasen con su razón, le dio por recorrer los contornos a pie o a caballo, hasta fatigarse. El cansancio corporal prestaba descanso a su espíritu; el espectáculo de la naturaleza serenaba su atormentada imaginación. Era un tarde fría y oscura.

» siempre buena católica cristiana, que lo primero es salvar el alma. Cumple los preceptos de la Iglesia, que todo ello se puede hacer sin fatigarse. Pero no te entregues con excesivo afán a las prácticas religiosas; trata a los curas con consideración, y dales para que coman, que a esta gente hay que tenerla contenta.

¡Cuando te digo que no he tenido ninguno!... protestaba ella . Créeme: has sido el primero y serás el último. Ponía en sus ojos el asombro ingenuo y en su voz la infantil humildad de la mujer que necesita ser creída... Ojeda también necesitaba creer. ¡Para qué fatigarse en esta cacería del pasado!

En París no hay tiempo para ver a las personas que nos gustan; aquí, por lo menos, se goza de su presencia. ¡Y sin fatigarse! Naturalmente. ¡Fatigarse en dos meses! Sería preciso ser muy voluble en sus sentimientos o haber sido seducido por un encanto poco justificado.

Así marchamos hasta las nueve de la noche; las mulas, trabajando en la oscuridad, comenzaban a fatigarse, y el riesgo de una caída se hacía por momentos más inminente. Debíamos haber subido algunos centenares de pies porque el frío comenzaba a hacerse sentir, así como el hambre, que no olvida jamás sus derechos.

El sol caía a plomo, y próximos ya al valle del Magdalena, el calor se hacía insoportable. A pesar de sus excelentes condiciones, mi caballo empezaba a fatigarse y me detuve un cuarto de hora bajo un árbol. Allí vi pasar un entierro de las campiñas colombianas, cuyo recuerdo aún me hace mal. El muerto, descubierto, con la cara al sol, era llevado sobre una tabla, a hombros de cuatro indios.

También corrieron los portadores de su litera para empuñar los brazos de esta caja portátil. Todo el cortejo universitario, que ya empezaba á fatigarse de una visita larga y sin incidentes, se aglomeró en los escotillones para deslizarse por las cuatro rampas arrolladas á las patas de la mesa. Flimnap se despidió de su protegido con breves palabras: -Vendré mañana, gentleman.

Los abuelos de su padre habían sido valerosos y obscuros navegantes, y allá en la Marina estaba su tío el médico, un verdadero hombre de mar. Al fatigarse de estas orgías imaginativas, contemplaba los retratos de diversas épocas almacenados en el desván.

Palabra del Dia

rigoleto

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