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Actualizado: 17 de junio de 2025
El espada fue a colocarse junto a sus amigos, al otro lado del cuarto, y fijó en su cintura uno de los extremos. A ver: mucha atención dijo a su criado . Que haiga su poquiyo de habiliá. Y dando vueltas lentamente sobre sus talones, fue aproximándose al criado, mientras la faja, sostenida por éste, se arrollaba a su cintura en curvas regulares, que iban dando al talle mayor esbeltez.
Exponia el primer satrapa encargado del gobierno de la ciudad, las acciones mas ilustres hechas en el tiempo de su gobierno; los jueces votaban, y el rey pronunciaba la decision. De los extremos de la tierra acudian espectadores á esta solemnidad.
Cuando están cerca del caimán y abre éste la boca para engullirle, el cazador introduce el brazo armado con el palo, cuidando de que los extremos afilados se apoyen cada uno en una mandíbula, impidiendo de este modo que pueda cerrarla, y en esta forma le hacen morir ahogado.
La medida de este tiempo, se hubiera tomado del único ser que sentia en sí las mudanzas de percepciones, y hubiera sido mas ó menos largo, segun que estas habrian sido en mayor ó menor número. La simple percepcion de uno de los dos extremos no basta para engendrar en nuestro espíritu la idea del tiempo, esta encierra pues por necesidad la comparacion.
Allí, cubierta la cara con las manos, desatada ya la trenza de sus cabellos, y en desorden la vestidura, continuó en sus sollozos y en sus gemidos. Así hubiera seguido largo tiempo, si no llega Antoñona. Antoñona la oyó gemir, antes de entrar y verla, y se precipitó en la sala. Cuando la vio tendida en el suelo, hizo Antoñona mil extremos de furor.
No pensaba yo tener que disertar aquí y que aguzar mi corto ingenio; pero Vd. me condena a ello, si no quiero pasar por un monstruo. Voy a contestar a los extremos del cruel dilema que ha forjado Vd. en mi daño.
El domingo siguiente, por la mañana, marchaba yo a casa de doña Hortensia, por las calles de Cádiz. Iba con el corazón en un puño. Temía que me recibieran mal o fríamente; pero no: mi paisana y su hija Dolorcitas me acogieron con grandes extremos de amistad. Estaban preparándose para ir a misa, y yo las acompañé hasta una iglesia próxima.
Llegaban entonces trenes de lujo directamente de Londres, de Viena, de Berlín, de todos los extremos de Europa. La plaza del Casino era una Babel; en torno del «queso» paseaban todas las razas y sonaban todos los idiomas. Ahora resultaba lamentable la ausencia de los rusos, jugadores fogosos, y también de los austriacos y los turcos.
La colina ó eminencia de Schlossberg, cubierta de viñedos en su base y de graciosos bosquecillos en la parte superior, se encuentra en uno de los extremos de la ciudad, sirviendo de límite al pintoresco y fértil vallecito del Dreisam, y es uno de los paseos mas frecuentados por los freiburgueses.
La Pampita no es de esa clase, Melchor, y tan no lo es, que se conserva hace tiempo en la misma actitud y no la modificará ni por mí ni por nadie. Vuelve mañana; insiste; plantea un dilema de términos extremos, y ya verás... ¡La Pampita no puede ser una mujer distinta de todas!
Palabra del Dia
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