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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Pues tiene mucha razón. ¡Cómo no ha de pesar menos mi cabeza que la de ese fenómeno! ¡Tendría que ver! D. Pantaleón sonrió lleno de lástima, y con la flexibilidad peculiar de los grandes hombres se apresuró a llevar la conversación a otro asunto más adecuado a la capacidad craneana del sexo femenino. Toda la vida había sido un hombre excesivamente sensible.

ESTE drama, tan excesivamente trágico, carece de todo valer literario, pero se publica aquí para satisfacer la curiosidad de no pocas personas que deseaban verle cuando se representó y no lo consiguieron a causa de la pequeñez del salón que sirvió de teatro.

Empezó por hacerse excesivamente devota, y tal era su mojigatería, que abandonaba á su marido y su casa para pasarse todo el santo día entre monjas, padres graves, cofrades, penitentes, sin ocuparse más que de rosarios, escapularios, letanías, horas, antífona y cabildeos.

El cigarro pateador consistió, en sus líneas elementales, en un cohete que rodeado de papel de fumar, fué colocado en el atado de cigarrillos que tío Alfonso tenía siempre en su velador, usando de ellos a la siesta. Un extremo había sido cortado a fin de que el cigarro no afectara excesivamente al fumador.

La empresa se había llevado a cabo con felicidad. No le restaba más que dormir tranquilo sobre su triunfo. Sin embargo, no era así. Apesar de su figura robusta y gallarda, poseía el conde un sistema nervioso excesivamente impresionable. La más ligera emoción turbaba su espíritu, le inquietaba hasta un grado indecible. Tal exquisita sensibilidad le venía por herencia y también por educación.

Los inviernos son apenas fríos y los veranos nunca excesivamente calurosos; la lluvia es muy poca, tan escasa que es necesario el riego para cultivar la tierra con éxito. Las sierras de Córdoba, al oeste, no distan mucho de la ciudad. El desarrollo de las diferentes facultades de la universidad es uno de los capítulos interesantes de su historia.

Está tan excesivamente gordo, que á cada instante parece que va á reventar. Su médico poco influxo tiene con él quando hace buena digestion, pero le manda despóticamente quando tiene ahitera; y ahora le ha hecho creer que le habia de sanar con un basilisco hervido en agua de rosas.

Pero dada la exaltación momentánea de su ánimo y su temperamento excesivamente impresionable, y como quiera que ya hace algunos días que no pone los pies en esta casa, tampoco sería prudente dejar de escribirle. Y ante todo, ¿de dónde ha sacado usted que yo le desprecio?

Además, como la violencia y la exaltación son causa constante de sufrimiento, de malestar físico y moral, se juzga con razón que los hombres de tal temperamento llevan en mismos el castigo de sus demasías. Gabino Maza no era aborrecido ni excesivamente amado.

En la época á que nuestra historia se refiere, las sesiones estaban todavía en la planta baja. Aquéllos fueron los buenos días de la Fontana. Cada bebedor de café formaba parte del público. Entre los numerosos defectos de aquel local, no se contaba el de ser excesivamente espacioso: era, por el contrario, estrecho, irregular, bajo, casi subterráneo.

Palabra del Dia

ciencuenta

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