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Pasaba ya bastante de los treinta, era de hermosa y distinguida estampa, independiente, libre como el aire, y rico. No abusaba, aparentemente, de ninguna de estas ventajas. Por el contrario, parecía hombre de muy racionales inclinaciones, y bien regido.

Don Mateo de Lison i Biedma, señor del lugar de Algarinejo, veinticuatro de la ciudad de Granada, i su procurador de Córtes en las que se celebraron el año de 1621, entre los discursos i apuntamientos que dió á la estampa, puso uno en que habló sobre la entrada en España de las mercaderías de los estranjeros.

Mujer, llora y vencerás, dadas primero á la estampa en 1662, en el tomo XVII de las Comedias escogidas. Dicha y desdicha del nombre. La impresión más antigua, de 1662, en el tomo XVIII de la colección citada. Celos, aun del aire, matan, impresa primero en 1662, en el tomo XIX de esta misma colección. El mágico prodigioso. Auristela y Lisidante, tomos XX y XXI de esta colección, del año de 1663.

Pero si su arte no dejó en ella una fiel estampa, dura al menos en sus tradiciones el sello de aquel espíritu ardiente y celoso en las cosas divinas, que tan noblemente supo triunfar de las costumbres é ideas semi-bárbaras y semi-gentílicas de la edad media. Y es por cierto admirable cómo la Providencia favorecia las piadosas estratagemas de los hombres de buena intencion y viva .

Los caballos de nuestros équites, orgullosos de su estampa elegante, de sus lomos relucientes y mórbidos, caracoleaban sin cesar levantando nubes de polvo, felices por ostentar su recia musculatura a la luz de la mañana.

Artegui dio el brazo a su compañera por no perderla en aquel remolino. ¿Había elegido su marido de usted algún hotel en Bayona? le preguntó. Me parece... murmuró Lucía recordando que le hablar de una fonda de San Esteban. Me fijé porque yo tengo de ese santo una estampa muy bonita en mi libro de misa.

-El mesmo es, señora -respondió Sancho-; y aquel escudero suyo que anda, o debe de andar, en la tal historia, a quien llaman Sancho Panza, soy yo, si no es que me trocaron en la cuna; quiero decir, que me trocaron en la estampa.

En este tiempo andaba peregrinando tambien por tierras estrañas, temeroso de las iras del Santo Oficio de la Inquisicion, el judaizante Juan Pinto Delgado, autor del Poema de la reina Ester, de las Lamentaciones del profeta Jeremías, de la Historia de Rut, i de otras poesías que dió á la estampa en París bajo el amparo del famoso cardenal de Richelieu, valido de Luis XIII rei de Francia.

-No hay libro tan malo -dijo el bachiller- que no tenga algo bueno. -No hay duda en eso -replicó don Quijote-; pero muchas veces acontece que los que tenían méritamente granjeada y alcanzada gran fama por sus escritos, en dándolos a la estampa, la perdieron del todo, o la menoscabaron en algo.

De los esgrimidores que vivieron en los siglos XV y XVI apenas si se nos han transmitido noticias, y de estos, precisamente, hemos reunido una porción de curiosos documentos, que nos proponemos dar en breve, á la estampa en libro aparte.