Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de noviembre de 2025


«La mortaja de fina holanda la bordaron las señoras Micaelas, y es regalo de doña Bárbara. Escultura soberbia... y es de movimiento, porque le clavamos en la cruz o le descendemos según conviene». Y como el caballero no le dijese nada, Plácido se alejó rezando entre dientes.

Y tomando unos pliegos de sobre la mesa del tocador, se los mostró a don Juan, quien los hojeó rápidamente. Se trataba de otra revista, y en la escena en que se hacía referencia a la última Exposición de Bellas Artes, salían personificadas en tres guapas chicas la Arquitectura, la Pintura y la Escultura.

Vuelto á Sevilla, siguió con afán dedicado al trabajo, y la casa del artista, en la cual tenía su taller, situada en la calle Beatos, collación de santa Marina, fué durante mucho tiempo frecuentada por no pocos jóvenes amantes de la escultura, que acudían allí á tomar lecciones del maestro.

Cuando nació lo mandaron al campo a criarse con la mujer de un picapedrero, por lo que decía él después que había bebido el amor de la escultura con la leche de la madre. En cuanto pudo manejar un lápiz le llenó las paredes al picapedrero de dibujos, y cuando volvió a Florencia, cubría de gigantes y leones el suelo de la casa de su padre.

Tenía los ojos azules claros; el metal de la voz, vibrante, poco agradable, hierático en su monotonía, expresaba bien el fanatismo casi inconsciente de un alma que preparaban para el convento. La rubia hermosa, con brazos de escultura griega, no entendía cabalmente lo que iba diciendo, pero adivinaba el sentido de su arenga, y le daba el tono de intolerancia y de soberbia que le convenía.

Todas las fachadas de la basílica, sin contar la principal con sus pórticos elegantes, sus estatuas á centenares, su exquisito gusto, su fisonomía admirable y nueva, su lujo arquitectural, son obras maestras, son museos. Volviendo al Palacio Ducal donde tantos portentos se esconden, nadie salga de su recinto sin ver el museo de escultura que hay en uno de sus infinitos salones.

El arte para ella era un recreo, una distracción: nada tenía que ver con el problema serio de ganar el sustento, que aún no estaba resuelto. Así que no podía menos de mostrar su indiferencia cuando se trataba de la escultura. En cambio se enteraba con gran interés de cualquier empleo vacante de que le hablasen. Mario notaba esta indiferencia y no podía menos de sentirse entristecido y desalentado.

El primer monumento que el viajero visita en Lyon es el Palacio de las Artes en el cual se encuentran los museos de antigüedades, de pintura, de escultura, de historia natural y de geología y mineralogía, así como el salon provisorio de la Bolsa.

En la escuela no adelantaba mucho con los libros, ni dejaba el lápiz de la mano; y había que ir a sacarlo por fuerza de casa de los pintores. La pintura y la escultura eran entonces, oficios bajos, y el padre, que venía de familia noble, gastó en vano razones y golpes para convencer a su hijo de que no debía ser un miserable cortapiedras. Pero cortapiedras quería ser el hijo, y nada más.

Nacen de aquí consideraciones muy graves sobre el buen uso de la oratoria, y en general de todas las artes que ó llegan al entendimiento por conducto del corazon, ó al ménos se valen de él como de un auxiliar poderoso. La pintura, la escultura, la música, la poesía, la literatura en todas sus partes, tienen deberes muy severos, que olvidan con demasiada frecuencia.

Palabra del Dia

aquietaron

Otros Mirando