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Actualizado: 23 de junio de 2025


Desde entonces le miraba con rabia, y, de cogerlo por mi cuenta, le hubiera atracado de perejil hasta enviarlo a decir sus relaciones al paraíso de los loros. También tenía mi abuela una caja de música, ya vieja, con un cilindro lleno de púas, a la que se le daba cuerda; pero estaba rota y no funcionaba. Tardé bastante tiempo en ir a la escuela.

Mi primer movimiento fué de contrariedad, casi de cólera. ¡Tendría que decir adiós á mi juventud, modificar mi vida por este intruso!... Pero algo había en mi interior que me impidió tomar una resolución cruel: enviarlo otra vez al extranjero ó hacerlo entrar en un colegio de París.

Me he de levantar temprano para el trabajo; debo ocuparme del niño antes de enviarlo á la escuela. ¡Imposible!... Además, ¿para qué volver? Alberto no resucitará, y este espectáculo me mata. La vieja la siguió con los ojos mientras se alejaba con su niño titubeante de sueño. Siempre había creído á esta mujercita de poco corazón. ¡Ay! La única que se acuerda verdaderamente de Alberto soy yo.

Pero no, seguramente, usted no me desprecia; si así fuera, ¿me habría usted podido demostrar tanto afecto? Por otra parte, lea usted mi cuaderno, allí está todo. »Al principio no le estaba destinado a usted. Yo quería enviarlo, después de muchos años, cuando a nuestra vez hubiéramos sido viejos, al hombre a quien pertenece mi alma, para que supiera por qué lo había rechazado.

D. Prisco se dejó caer de rodillas á su lado, para recoger su último aliento y enviarlo á Dios con el perdón de sus pecados. El capitán, teniendo á su hija desmayada entre los brazos, lloraba como un niño. En aquel momento, el noble hidalgo D. César de las Matas de Arbín se irguió arrogante en medio del campo.

Azan que deseaba conservar á su cuñado Roger, persuadió al Emperador que le volviese á enviarlo que Teodoro Chuno poco antes le llevaba, y que con esto pasaria á la Asia, y así el Emperador le envió las insignias de César, y el dia de la resurrecion de Lázaro, fué vestido y aclamado por César, y se le dieron treinta y tres mil escudos, y cien mil modios de trigo, pero resueltamente le mandó el Emperador que despidiese toda la gente, solo se quedase con mil hombres.

Palabra del Dia

lanterna

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