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Actualizado: 15 de junio de 2025


El Casamiento engañoso y el Coloquio de los Perros. Un volumen con grabados en el texto, retrato del Autor y encuadernación en vitela, 6 pesetas. La Mujer, por D. Severo Catalina: un tomo con grabados, 5 pesetas. Ejemplares encuadernados de lujo para REGALO, á diferentes precios. Sonetos, leyendas y canciones, por D. Juan Valera. Estudios literarios, por D. Pedro José Pidal.

Caído al pié de una silla había un peinador de batista, y medio ocultas por sus huecos pliegues unas botitas de raso negro con pespuntes blancos. Puesto en el borde de una mesilla que sostenía algunos libros ricamente encuadernados, se veía un espejo de mano con mango de marfil. Era el amigo más íntimo, el abogado consultor de la niña, el que decidía sin apelación del efecto de los peinados.

Veíase en ella una larga mesa de madera blanca, libros, manuscritos, anaqueles con colecciones, álbums encuadernados en brocato de seda; pendientes de la pared había armas japonesas, estampas, grandes mapas geográficos, y entre ese desbarajuste de viajes y de estudios, el coronel tendido sobre su cama, con sus largas barbas blancas sobre su pecho, y la pobrecilla sobrina llorando de rodillas en un rincón.

El Barón y un proyecto de ferrocarril, por X. X. X.; un tomo, una peseta. Los pequeños poemas: quinta edición, única completa: 1882; un tomo, 5 pesetas en Madrid, y 5,50 en provincias. Encuadernados a la inglesa con una elegante plancha, 1,50 pesetas más. Doloras y cantares: décimo-sexta edición, única completa, con el retrato del autor.

Amueblan la alcoba: una cama de hierro, un lavabo de mármol con su espejo, una cómoda con ramos y ángeles en blanca taracea, una percha, tres sillas, un sillón de reps verde. En este sillón verde está sentado Azorín. Tiene ante una maleta abierta. Y de ella va sacando unas camisas, unos pañuelos, unos calzoncillos, cuatro tomitos encuadernados en piel y en cuyos tejuelos rojos pone: MONTAIGNE.

Dieciocho pequeños volúmenes encuadernados en cartón de diversos colores están esparcidos junto a sobre la alfombra; tan pronto entreabro y leo aquel o el de más allá, reflexiono sobre las fechas del principio y el fin de cada uno sin cansarme de leer y releer, llorando o sonriendo tristemente. Uno de ellos contiene EL MANUSCRITO DE MI MADRE.

Todas marchaban con los ojos bajos y cierto encogimiento, como si acabase de ocurrir en el buque algo extraordinario y triste que entenebrecía el esplendor de la mañana tropical. Entre las manos enguantadas de negro llevaban pequeños libros encuadernados en oro y nácar. Tras ellas venían los hombres de la familia con aire de burgueses endomingados que asisten a una ceremonia fatigosa e ineludible.

Palabra del Dia

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