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Actualizado: 1 de junio de 2025
Tan detenido como el examen gráfico ha sido el de los primitivos tratados y disciplinas de fábrica de naos en que se manifiestan las proporciones del vaso y de la arboladura, labra de los miembros, su enlace, materiales, clavazón, dando lugar preferente á las obras de Diego García de Palacio y de Juan Escalante de Mendoza entre todas las publicadas ó inéditas que ha dado á conocer el Sr.
Iba tras él otro individuo de menor estatura y más edad, vestido como el primero y con un libro abierto en la mano izquierda, al paso que la derecha empuñaba unas largas disciplinas, con las que azotaba cruelmente á su compañero al terminar la lectura de cada una de las oraciones que en francés salmodiaba.
Cuando entramos en la estancia de D. Diego, al punto se nos presentó D. Paco, aturdido, sofocado, balbuciente, con unas disciplinas en la mano, el vestido menos puesto en orden que de ordinario, y ostentando algunas desgreñaduras en lo alto de su peluquín.
Genoveva no pudo contenerse; tiró las disciplinas muy lejos y se arrojó llorando a abrazar a su señorita, cubriéndola de caricias y pidiéndole, por la salvación de su alma, que no la obligase a hacer semejante atrocidad. María la consoló, asegurándole que le había dolido muy poco la flagelación.
Será el reinado del Espíritu Santo, o sea del amor puro, sin disciplinas ya, sin abstinencias, sin cilicios y sin duelos y quebrantos, sino todo deleite, holgorio e incesante gaudeamus. El estilo del Sr. Gener, lleno de lirismo, aunque escribe en prosa, produce en el lector no pocas dudas. ¿Hasta qué punto quiere el Sr.
Y además del sacrificio del bienestar, la oración a todas horas, la visita diaria al templo, la vida de cofradía, las disciplinas en la bóveda de la parroquia, la voz del hermano del Pecado Mortal interrumpiendo el sueño para recordar la cercanía de la muerte; y unidas a esta existencia de continua inquietud, la incertidumbre de la salvación, la amenaza de caer en el infierno por la más leve falta, sin aplacar nunca por completo al Dios torvo y vengativo.
Y volvieron á manejar las disciplinas tan vigorosamente como antes, sin atender á las palabras y súplicas de los desconocidos, quienes renunciaron á seguir contemplando aquel triste cuadro ya que no podían impedirlo, y se pusieron apresuradamente en camino. ¡Por vida de los babiecas estos! exclamó Simón.
Arrojábase entonces al suelo, y descolgando las disciplinas, se castigaba con ellas hasta quedar cubierto de sangre, como el Señor en la columna. Pero apenas volvía a cerrar los ojos para dormirse, el Maldito, variando su magia, hacíale experimentar de manera poderosa, invencible, el vértigo de la soberbia.
El duelo se despidió sin ceremonia; a latigazos lo despedía el viento con disciplinas de agua helada. Don Pompeyo Guimarán salió del cementerio el último. «Era su deber». Había cerrado la noche. Se detuvo solo, completamente solo, en lo alto de la cuesta. «A su espalda, a veinte pasos tenía la tapia fúnebre.
Emila y Jeremías y otros; ya doctores insignes en todas las disciplinas eclesiásticas, y hasta en las artes liberales.
Palabra del Dia
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